Impulsados por la indignación moral luego de la invasión rusa de Ucrania a inicios de año, varios gobernadores en Estados Unidos y otros altos funcionarios estatales prometieron claramente que cortarían sus lazos financieros con Rusia.
Unos cuantos estados lo hicieron rápidamente. Idaho vendió US$ 300,000 en bonos en una compañía petrolera rusa en marzo. Un día antes de la invasión, el Sistema de Jubilación para los Maestros de Kentucky vendió sus acciones en el banco ruso Sberbank, pero esas fueron las excepciones.
Seis meses después del comienzo de una guerra que ha matado a miles de ucranianos y ha desplazado a más de 12 millones, la mayoría de las promesas de dejar las inversiones en Rusia —algunas hechas con mucha alharaca en conferencias de prensa—han sido incumplidas, de acuerdo con una revisión de The Associated Press, administradores de jubilaciones estatales y firmas que invierten en fondos estatales.
La rápida acción global ha aislado gran parte de la economía rusa del resto del mundo. Eso ha hecho casi imposible la desinversión por parte de los fondos estatales de pensiones, subvenciones universitarias y otras inversiones del sector público, además de inversiones privadas como las 401(k), un tipo de cuentas de ahorros en Estados Unidos para la jubilación y libre de impuestos.
“Esos fondos de pensiones quieren salirse, pero no es realista venderlo todo en el ambiente actual”, lamentó Keith Brainard, director de investigaciones en la National Association of State Retirement Administrators.
Benjamin Smith, portavoz de la oficina del Tesoro de Rhode Island, explicó que los factores que dificultan desinvertir muestran también que el esfuerzo mundial para aislar al presidente ruso Vladimir Putin está funcionando.
“Es una buena noticia porque significa que las presiones de los inversionistas en todo el mundo, incluso Rhode Island, están consiguiendo causar pérdidas a la economía rusa, haciendo más difícil para Putin financiar su operación militar, las compañías estatales y para la corrupta red de oligarcas”, escribió en un correo electrónico, apuntando que la exposición a Rusia del fondo de pensiones del estado de Rhode Island nunca excedió el 0.3% de sus activos.
Cualquier inversión hecha antes de la guerra rusa ahora ha perdido su valor o casi. Eso está provocando peguntas de algunos funcionarios y administradores de fondos sobre si incluso desinvertir es necesario.
En Hawai, uno de los pocos estados en los que los administradores no prometieron desinvertir, el gobernador David Ige dijo el 5 de mayo en una conferencia de prensa que el fondo de pensiones del estado tenía “muy poco o casi nada” invertido en Rusia.
“Las pocas inversiones que quedan son muy pequeñas, así que no sentí la necesidad de hacer una declaración por razones políticas de que desinvertiríamos”, explicó.
Antes de la invasión rusa a finales de febrero, muchos fondos de inversiones controlados por el estado tenían solamente holdings pequeños —una fracción de 1% en cada caso reportado— en inversiones rusas, pero eso pudiera representar millones de dólares.
El mayor fondo público de pensiones de Estados Unidos, el CalPERS de California, dijo que solamente 17 centavos de cada US$ 100 de su carpeta estaban en inversiones en Rusia al estallar la guerra, pero eso representaba US$ 765 millones en acciones, bienes raíces y capital de inversión.
Para el final de junio, el valor se había reducido a US$ 194 millones. La pérdida fue porque los holdings habían perdido valor. Ninguno había sido vendido a tiempo.
No hay forma de saber cuánto han invertido en Rusia o en compañías basadas allí las entidades de gobiernos estatales en Estados Unidos, pero colectivamente estaban valoradas en miles de millones de dólares antes de la guerra. Gran parte del dinero fue invertido en bonos del gobierno ruso, compañías de petróleo y carbón como parte de los fondos indizados en mercados emergentes.
Apresurándose a condenar la invasión, los funcionarios estatales dijeron que podían presionar a Putin deshaciéndose de sus inversiones en Rusia.
“Nuestro imperativo moral ante esas atrocidades demanda actuar para responder a las agresiones de Rusia y restringir inmediatamente el acceso ruso al capital y las inversiones de California”, declaró el gobernador Gavin Newsom en una carta el 28 de febrero a las juntas supervisoras de los enormes fondos de pensiones que sirven a los maestros, trabajadores estatales y locales y empleados universitarios.
En todo el país, los gobernadores y otros altos funcionaros hicieron declaraciones similares.
Poco antes del inicio de la invasión, la gobernadora de Nueva York Kathy Hochul firmó una orden ejecutiva que pidió desinvertir “todo lo posible”, al tiempo que la Junta de Regentes de Arizona votó para deshacerse de todas las inversiones en Rusia.
Los tesoreros de 36 estados y el Distrito de Columbia y de las Islas Vírgenes de Estados Unidos firmaron en marzo una carta conjunta en la que pidieron desinvertir en fondos de propiedad pública de Rusia. Expresaron una razón financiera para hacerlo: La crisis actual constituye además un riesgo sustancial para las inversiones de los estados y para nuestra seguridad económica”.
Una gran porción de las propiedades gubernamentales en Rusia está en forma de fondos indizados que los inversionistas usan para remedar el rendimiento general de los mercados de valores. Las acciones rusas eran parte comúnmente de fondos especializados en mercados emergentes. MCSI y otras firmas que deciden cuáles acciones debían estar en los fondos se deshicieron rápidamente de los títulos rusos, pero las compañías que venden productos de inversiones basados en esos índices fueron dejadas a la deriva, lo que dejó partes de acciones rusas en las carpetas de sus inversionistas.
Como parte de las sanciones, los mercados de valores en Estados Unidos y otras partes cesaron las transacciones con acciones rusas. La Bolsa de Valores de Moscú fue cerrada por casi un mes, reabriendo con controles que impidieron que los inversionistas estadounidenses pudieran deshacerse de sus acciones rusas.
Los activos se devaluaron debido a la invasión, aunque cuánto perdieron no siempre está claro.
Maryland dijo que, para el comienzo de febrero, US$ 197 millones de su sistema estatal de pensiones y retiro estaban invertidos en activos rusos. Un mes después, el estado estimó que el valor se había desplomado y que representaba apenas 32 millones. El estado no ha podido deshacerse de todas sus inversiones.
Para el puñado de estados cuyos funcionarios no han respaldado públicamente aplicar una desinversión, la razón principal la erosión del valor de los activos rusos.
Poco después de la invasión, el gobernador de Carolina del Sur Henry McMaster dijo que la suma de las inversiones del estado en Rusia era “minúscula”. Apuntó que ese valor estaba a punto de “encogerse a casi nada, a medida que la economía rusa estaba quedando virtualmente desconectada del mundo”.
En Florida, el director ejecutivo interino de la agencia que supervisa las inversiones de los fondos de pensiones, Lamar Taylor, dijo en una reunión del gabinete que algunos administradores de fondos de pensiones pudieran tratar de deshacerse de los activos en Rusia en cuanto pudieran, mientras que otros pudieran retenerlos en caso de que suban después.
En la reunión, el gobernador Ron DeSantis dijo que la Junta Estatal de Administración tiene la responsabilidad legal de tratar de ganar dinero para el sistema de jubilaciones. Desinvertir “violaría sus deberes fiduciarios, si ustedes liquidan con pérdidas enormes por razones políticas en lugar de hacerlo por el interés de los beneficiarios”, declaró.
Pero DeSantis dijo que había una forma de facilitar las cosas: si los legisladores aprobaban un proyecto de ley que prohibiera las inversiones en Rusia.
“Si la legislatura pudiera expresarse claramente, eso sería bienvenido: simplemente asegurarnos de que no promovemos inversiones en partes del mundo que no reflejan nuestros intereses y valores”, afirmó.
Hank Kim, director ejecutivo de la Conferencia Nacional de Sistemas de Retiro de Empleados Públicos, dijo que les ha dicho a los fondos miembros que dar pasos para desinvertir es importante incluso si no pueden ser completados inmediatamente. “La ciudadanía tiene derecho a saber qué ha sido debatido de una forma seria”, añadió.