La huelga nacional que por casi dos semanas paralizó virtualmente Ecuador ha dejado millonarias pérdidas y una amenaza a la sostenibilidad de la economía dolarizada que rige desde el año 2000.
A ello se suma un elevado endeudamiento público de más de US$ 64,000 millones en un país que tiene un Producto Bruto Interno de US$ 108,000 millones, y un déficit fiscal anual de US$ 10,000 millones.
Con la eliminación de los subsidios estatales al precio de los combustibles, el gobierno esperaba ahorrar US$ 1,300 millones anuales, pero las protestas y desmanes que ocasionaron pérdidas por US$ 2,300 millones -de acuerdo con cálculos de la Cámara de Industrias de Guayaquil, el mayor polo económico del país- obligaron al mandatario Lenín Moreno a dar marcha atrás con la medida.
El analista del Observatorio de la Política Fiscal, Jaime Carrera, dijo que “las finanzas públicas están en una suerte de estrangulamiento. Si no hay cómo subir impuestos ni se puede eliminar subsidios, lo que queda es reducir drásticamente el gasto público, la masa salarial, el gasto operativo, la inversión y hacerlo de esa forma tampoco es viable”.
Añadió que la dolarización está amenazada a mediano y largo plazo porque Ecuador no va a poder reducir el déficit fiscal. El próximo año necesitará US$ 10,000 millones para pagar amortizaciones de deuda y el país no podrá seguir colocando bonos ni contrayendo más deuda. “Si no se pueden subir impuestos ni reducir subsidios, entonces tendrá que enfrentar atrasos en pagos”.
Ecuador adoptó el dólar de Estados Unidos como moneda nacional en el año 2000 para hacer frente a graves problemas económicos que lo habían puesto al borde de la hiperinflación.
Norman McKay, analista de investigación de la Unidad de Inteligencia de The Economist, dijo a la AP que elaborar una reversión más gradual y focalizada de los subsidios al combustible podría ser otra opción, pero que “es poco probable que genere los ahorros necesarios” para la caja fiscal.
“En lo que respecta a Ecuador y Argentina, así como a Brasil, existe un impulso para un mayor cambio estructural que es necesario para mejorar las perspectivas de crecimiento, pero también es lo más difícil de hacer”, añadió.
El 1 de octubre el gobierno de Moreno decretó la eliminación del subsidio al combustible, lo que llevó el precio de la gasolina de US$ 1.85 a US$ 2.39 el galón y el diésel de US$ 1.03 a US$ 2.30, provocando violentas manifestaciones en las que murieron el menos siete personas, 1,340 resultaron heridas y 1,152 arrestadas, según la oficina del Defensor del Pueblo.
Tras 12 días de protestas el gobierno se vio obligado a derogar la decisión y retornar los precios a los niveles anteriores, aunque insiste en la necesidad de focalizar el subsidio para que llegue a los más pobres.
El analista económico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Fernando Martín, señaló que “la economía del país no estaba bien antes de las medidas y las protestas y ahora está peor, porque tiene el mismo déficit y pérdidas adicionales por más de US$ 2,000 millones” y señaló que el camino que queda es seguir emitiendo bonos para financiar el gasto fiscal con “intereses muy malos para Ecuador. Pero si no hay alternativa tendrá que hacerlo y en la situación actual, parece que no tiene muchas alternativas”.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) acogió con beneplácito la decisión de Moreno de revertir el paquete de austeridad, mientras Gita Gopinath, directora del Departamento de Investigación de ese organismo, convocó a “atraer a todas las partes interesadas y tomar decisiones sobre reformas macro teniendo en cuenta las diversas comunidades que se verán afectadas”.
Las protestas provocaron bloqueos de carreteras, cierre de negocios y redujeron a la mitad la producción de petróleo de Ecuador, lo que obligó a detener temporalmente la exportación más importante del país.
El Ministerio de Energía informó que el martes comenzará una paulatina recuperación de la producción de los campos petroleros paralizados y se espera que el proceso se prolongue semanas dependiendo el estado de cada uno, aunque para ello se requieren al menos de US$ 30 millones.
Añadió que las pérdidas por la falta de producción suman 1.2 millones de barriles de petróleo, el equivalente a unos US$ 100 millones.
“Lo que se ha hecho con las manifestaciones da la imagen al exterior de que Ecuador es un país inviable con efecto de que sube el riesgo país, no vienen inversiones, la economía sigue estancada y con debilidad fiscal. La situación es realmente muy crítica”, añadió Carrera.