La volatilidad y la incertidumbre se han instalado en las economías de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE) por la invasión rusa de Ucrania, que ha colocado un escollo más en el camino de la recuperación tras la pandemia del COVID-19.
En respuesta a ese ataque, Washington, la UE y el resto de socios occidentales han anunciado sanciones sin precedentes para castigar al régimen ruso de Vladimir Putin.
En paralelo, las economías estadounidense y europea sufrirán también las consecuencias de la guerra y de las sanciones de manera distinta.
Volatilidad en los precios de la energía
La primera diferencia tiene que ver con el impacto que la subida de los precios que la energía tendrá para Estados Unidos y la UE, que depende mucho más de Rusia.
El club comunitario importa el 41% de su gas natural y el 27% de su petróleo de Rusia, por lo que cualquier interrupción del suministro de energía procedente de Rusia podría traducirse en significativas subidas del precio de la gasolina o de la electricidad para los ciudadanos y negocios europeos.
A diferencia de la UE, Estados Unidos tiene capacidad para producir su propio gas y petróleo gracias a la fracturación hidráulica y otras formas de extracción, aunque sigue importando energía de otros países porque su consumo doméstico es mucho mayor que la producción interna.
Estados Unidos, sin embargo, depende mucho menos de Rusia y solo importa el 7.9% de petróleo de ese país, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
A petición de varios miembros de la UE, el arsenal de sanciones anunciado en los últimos días no incluye restricciones al sector energético ruso, aunque esto no ha impedido que los precios se disparen.
Más inflación
El aumento de los precios de la energía y de otras materias primas que produce Rusia, como el aluminio y el níquel, podría llevar a una subida de la inflación tanto en Estados Unidos como en Europa.
Actualmente, la tasa de inflación en Estados Unidos es de 7.5%, un nivel no visto desde hace décadas y que hará que probablemente este mes la Reserva Federal (Fed) aumente 0.25 puntos los tipos de interés, que se encuentran en un rango de entre 0% y 0.25% desde marzo del 2022.
La subida de los tipos fue adelantada este miércoles por el presidente de la Fed, Jerome Powell, quien reconoció que la invasión rusa de Ucrania tendrá efectos que aún son “altamente inciertos” para la economía estadounidense.
Mientras, la inflación de la eurozona ha escalado hasta el 5.8% en febrero y podría incrementarse aún más debido especialmente al alza de los precios de la energía, avisó este miércoles el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, durante una reunión de los titulares del ramo de los Veintisiete.
Problemas en la cadena de suministro
La subida de precios podría estar también guiada por problemas en la cadena de suministros, que todavía intenta recuperarse del parón económico de la pandemia.
En concreto, Estados Unidos y la UE pueden ver cómo suben los precios que actualmente pagan para importar bienes, por ejemplo desde China, tanto por aire como por mar.
Rusia ha cerrado su espacio aéreo a más de 35 países, lo que significa que cualquier avión de mercancías que pasa por el cielo ruso tendrá que buscar otra ruta, posiblemente gastando más combustible para poder volar.
Por la vía marítima, la situación no es mejor con peticiones de algunos países, como España, para que la UE cierre todos los puertos marítimos a embarcaciones con bandera de Rusia, una medida que ya adoptó el lunes el Reino Unido.
Dos de las empresas de contenedores marítimos más grandes del mundo, la danesa Maersk y la suiza MSC, también han anunciado la suspensión temporal de todo transporte que tenga Rusia como origen o destino.
¿Efectos a largo o corto plazo?
La pregunta, sin embargo, que se hacen los expertos es si las sanciones tendrán un impacto duradero o no en la economía global.
El economista Hung Tran, antiguo “número dos” del departamento de mercados financieros del Fondo Monetario Internacional (FMI), cree que el efecto será temporal debido a que Rusia, aunque es un gran exportador de energía, constituye solo el 1.7% de la producción y el comercio mundial.
En cualquier caso, los efectos serán más severos para Europa, explicó Tran en un artículo publicado por el centro de pensamiento Atlantic Council en Washington.
Europa se resentirá más porque su economía está entrelazada con la rusa: la Unión Europea es el mayor socio comercial de Rusia; y Rusia es a su vez el cuarto socio comercial del bloque comunitario, de acuerdo a la Comisión Europea.
En el caso de Washington, Rusia está muy debajo en la lista de preferencias y es el socio comercial número 26, según datos del 2019 de Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos.