China exigió a los fabricantes de automóviles que realicen controles luego de que vehículos eléctricos Tesla y NIO se incendiaran, provocando inquietud sobre su seguridad.
Las compañías deben verificar posibles riesgos de seguridad en cajas de baterías, protección impermeable en autos, arneses de cableado de alto voltaje y dispositivos de carga a bordo, señaló el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información del país en un comunicado publicado en su sitio web. Los fabricantes de automóviles deben presentar sus hallazgos antes de noviembre.
La orden se conoce tras una serie de incendios que involucraron a vehículos eléctricos en el mayor mercado mundial para esta nueva tecnología. NIO, startup de automóviles eléctricos de Pekín que cotiza en Nasdaq con aspiraciones de competir con Tesla, informó el viernes que uno de sus SUV ES8 se incendió, la tercera vez en dos meses que el modelo se ve involucrado en un incidente.
Tesla comunicó que realiza una investigación luego de que un video de uno de sus autos incendiado en Shanghái se difundiera en las redes sociales chinas en abril. Semanas más tarde, surgieron informaciones sobre un Model S de Tesla en llamas en Hong Kong.
El ministerio chino agregó que los controles de seguridad también deberían llevarse a cabo en automóviles que ya se han vendido, con especial atención hacia los de mayor uso como los taxis, según el comunicado.
Baterías de litio
Los automóviles eléctricos utilizan con mayor frecuencia baterías de litio de alta densidad para ampliar sus distancias de conducción, a medida que aumenta la demanda de estos vehículos. Una combinación de subsidios y políticas favorables ayudó a que las ventas de estos autos en China superaran el millón de unidades el año pasado, atrayendo a una serie de recién llegados al negocio.
En el 2018, China registró al menos 40 incidentes relacionados con incendios que involucraron a vehículos eléctricos de batería pura, híbridos enchufables y con celda de combustible, según la Administración Estatal Reguladora del Mercado. El organismo solicitó un control de calidad y retiró el año pasado más de 130,000 autos.