Tras aprobarse por aplastante mayoría el proceso constituyente en un histórico plebiscito, se encamina a convertirse en el primer país del mundo en redactar una Constitución en paridad, un hito considerado como el mayor triunfo del potente movimiento feminista nacional.
El referéndum, que puso fecha de caducidad con más del 78% de los votos a la Carta Magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), determinó también por una aplastante mayoría que el órgano que redactará el nuevo texto será una convención formada íntegramente por miembros de la sociedad civil, mitad hombres y mitad mujeres.
El categórico triunfo fue celebrado en distintos puntos del país, pero tuvo un significado especial para las mujeres, ya que supone, tras años luchando por salir del ostracismo, participar de igual a igual en el diseño de las reglas que pueden regir a durante años.
“Nunca me imaginé que fuera a ver un triunfo así. Con esta victoria ha quedado claro que el feminismo es un proceso que no se puede detener”, dijo emocionada Fanny Pollarolo, exdiputada socialista e histórica líder del movimiento feminista que emergió durante los primeros años de la dictadura militar.
Para Karina Nohale, portavoz de la Coordinadora Feminista 8M, lo ocurrido en es “inédito a nivel mundial” y abre el camino para acabar con las “enormes” trabas que históricamente han tenido las mujeres para hacerse un hueco en la vida política. Actualmente menos del 20% de los parlamentarios nos son mujeres.
“Revolución” feminista
La paridad de género en el proceso constituyente se consiguió gracias a la aprobación de una reforma por parte de la mayoría de los grupos parlamentarios y luego de que las mujeres llevasen años llenando las calles. La última gran marcha ocurrió el pasado 8 de marzo, cuando una masa inundó Santiago para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
“Ahora parece que fueron los parlamentarios los que lograron la paridad, pero la demanda fue popular, de un espectro amplio de mujeres que salieron a las calles. La tercera ola feminista ha llegado tarde, pero es muy intensa”, aseguró Pollarolo.
“El feminismo ha impregnado todos los aspectos de la vida social y política”, agregó Nohale.
Las chilenas, especialmente las jóvenes, han tenido un papel fundamental en la ola de protestas iniciada en octubre del 2019, que es la más grave desde el retorno a la democracia y que propició la convocatoria del plebiscito como medida de descompresión.
El pasado noviembre, en plena efervescencia del denominado “estallido social”, emergió la icónica intervención “Un violador en tu camino” y, en apenas semanas, mujeres de todo el mundo se grabaron vídeos entonando el ya famoso estribillo “El violador eres tú”, ideado por el colectivo LasTesis.
Para Julieta Suárez Cao, coordinadora en Chile de la Red de Politólogas de Latinoamérica, el feminismo “revolucionó” la estructura de los movimientos sociales, que hasta el 2019 eran “más verticales”, y dio paso a un “espacio horizontal sin cabezas visibles”.
Otro de los recientes logros del movimiento, añadió, fue derogar en septiembre una antigua ley que prohibía a las mujeres volver a casarse antes de nueve meses desde el término del primer matrimonio para evitar supuestas “dudas” sobre la paternidad de los hijos.
“Paridad no es feminismo”
Pese a la euforia inicial -los resultados superaron las encuestas más optimistas-, el movimiento alerta de que la paridad no implica necesariamente que Chile vaya a tener una Constitución “feminista”.
“Uno de los mayores retos es escoger a mujeres dispuestas a defender lo que han sido las demandas históricas del movimiento”, apuntó Nohale.
Para que una Ley Fundamental sea feminista, “debe contener las principales demandas del movimiento, como los derechos sexuales y reproductivos, la consideración del trabajo doméstico y la persecución de la violencia machista”, explicó la presidenta del Observatorio Contra el Acoso Callejero, Carolina Jiménez.
Otro desafío del proceso, que concluirá cuando el texto sea refrendado en otro plebiscito en el 2022, es integrar a los distintos feminismos para que ninguna mujer se sienta ignorada, reconoció Jiménez.
Alicia Múñoz, dirigente de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, apuntó en ese sentido que sus demandas están alejadas de las reivindicaciones urbanas y se centran en “el trabajo rural, la soberanía alimentaria y la educación de las hijas campesinas”.
“Lo recolectado por las manos humildes de mujeres rurales e indígenas llega a las grandes mesas nacionales y extranjeras, pero ellas no son reconocidas como sujetas de derecho”, concluyó.