Unos 9.9 millones de niños en Argentina comen menos carne y lácteos por el aumento de la pobreza familiar, y además los ingresos de casi la mitad de los hogares con menores no alcanza para cubrir gastos básicos de alimentación, salud y educación, según una encuesta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) difundida este miércoles y que compara la actual situación con la de hace un año.
En las familias también se redujo el consumo de verduras y frutas (-58%) y aumentó la ingesta de fideos y harinas (+24%), de acuerdo con la octava encuesta de alcance nacional a hogares con niñas, niños y adolescentes que Unicef Argentina realiza desde 2020.
El estudio sostiene que más de un millón de niños dejaron de hacer alguna comida -desayuno, almuerzo, merienda o cena- por falta de dinero, ya que en siete de cada diez hogares donde esto sucede, la persona a cargo se encuentra ocupada y, dentro de ellas, más de un 60%, de manera informal.
A su vez, tres de cada diez familias tuvieron que recurrir a algún préstamo o fiado para comprar comida.
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Las familias argentinas, cada vez más endeudadas
“Frente a la insuficiencia de ingresos, las familias se endeudan, dejan de comprar alimentos nutritivos o medicamentos, lo cual empeora significativamente la calidad de vida de sus integrantes”, explicó la representante de Unicef Argentina, Luisa Brumana, a través de un comunicado.
“Estos datos sobre la situación socioeconómica buscan contribuir a la toma de decisiones para el desarrollo de políticas que permitan a estos hogares salir de la pobreza, de acuerdo a nuestro mandato de cooperación con los Estados nacionales y provinciales”, señaló respecto del estudio hecho telefónicamente a 1,313 hogares entre el 15 de abril y el 9 de mayo.
Argentina atraviesa desequilibrios macroeconómicos, que se reflejan en una inflación que en abril último trepó a 289.4% anual.
El estudio de Unicef revela que en nueve de cada diez familias los ingresos no alcanzan para comprar la misma cantidad de productos básicos que en 2023, mientras que en el 82%, los ingresos no logran solventar gastos específicos de los niños, como útiles escolares, transporte, vestimenta y calzado.
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En este contexto, en un 23% de los hogares se dejó de comprar medicamentos; en un 32%, se redujeron los controles médicos y odontológicos; y en un 41%, se utilizan ahorros para gastos corrientes.
En los sectores medios, un 9% de las familias tuvo que desafiliarse del seguro médico o cambiar a los niños de escuela, al tiempo que aumentó el uso de la tarjeta de crédito para la compra de alimentos.
Estas restricciones tienen lugar en un contexto en el que más de la mitad de los hogares accede a alguna política de transferencias de ingresos desde el Estado, según Unicef.
El especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Derechos de Unicef Argentina, Sebastián Waisgrais, llamó a “priorizar los recursos destinados a la infancia”, ya que “las partidas presupuestarias de la Administración Nacional dirigidas a la niñez y adolescencia muestran una caída del 25% en términos reales en los primeros cinco meses de 2024 con relación al mismo período de 2023″, advirtió.
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