El Banco Mundial (BM) pidió a Chile fortalecer el sector privado para construir una sociedad “más inclusiva” y una economía “más innovadora, productiva y verde”.
El organismo internacional presentó un informe en Santiago de Chile junto a la Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) en el que argumenta que el impulso a ciertos sectores económicos “puede crear empleos de alta calidad en todo el país, incrementar las exportaciones y reducir desigualdades estructurales”.
“El sector privado tiene la oportunidad para fortalecer su rol en la construcción de una sociedad inclusiva”, señaló durante el evento Marianne Fay, directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.
Para ello, agregó, “es clave que el país pueda contar con un entorno empresarial propicio, donde el Estado fomente la apertura y la competencia, y promueva una sólida formación de habilidades”.
En el primer “Diagnóstico del Sector Privado de Chile”, las entidades analizaron las oportunidades de tres sectores que, en su opinión, pueden contribuir al desarrollo del país: el hidrógeno verde, la agricultura climáticamente inteligente y la economía digital.
El gerente regional para el Cono Sur de IFC, David Tinel, dijo que la institución, que forma parte del BM y tiene una cartera de US$ 758 millones en el país, “está muy bien posicionada para catalizar el desarrollo de industrias nacientes y para ayudar a las empresas y emprendedores chilenos a enfrentar los desafíos del mercado”.
Chile es uno de los países pioneros en el impulso del hidrógeno verde, que se conoce como “el combustible del futuro” porque es una potente fuente de energía que podría llegar a sustituir a los fósiles.
Hasta ahora no se ha utilizado masivamente por su costosa producción -hay que aislar sus átomos a través de un proceso llamado electrólisis-, aunque cada vez son más los países que están tratando de abaratar los procesos.
De acuerdo al informe, “Chile puede convertirse en uno de líderes mundiales de esta industria naciente, con la capacidad de producirlo a costos de 1.6 US$/kHV a largo plazo”, aunque se deben “abordar los obstáculos financieros, las dificultades para medir el tamaño del mercado, problemas tecnológicos significativos, así como la competencia de otros países productores.
El texto también apunta que el proceso constituyente en el que está inmerso el país “abre una oportunidad para que el sector privado fortalezca su rol en la construcción de una sociedad inclusiva, para generar mayor innovación y productividad; y para la transición a una economía verde”.
“Es clave un entorno empresarial propicio donde el estado fomente la apertura y la competencia, y promueva una sólida formación de habilidades y un mercado laboral más inclusivo en asociación con el sector privado”, añadieron las instituciones.
Tras un rebote histórico del Producto Bruto Interno (PBI) de 11.7 % en el 2021, la mayor expansión en cuatro décadas, la economía chilena está dando señales de enfriamiento y registra una inflación inédita desde la década de 1990.
El gobierno de Chile rebajó a principios de mayo su previsión de crecimiento para el 2022 hasta el 1.5% y subió a 8.9% su estimación de inflación acumulada a doce meses para finales de año.