El vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI), Ricardo Mourinho Félix, afirmó que Europa tiene que mirar hacia el otro lado del Atlántico, específicamente hacia América Latina, como alternativa para no depender de Rusia en cuanto a suministro de energía o alimentos.
“Tenemos que mirar hacia el otro lado del Atlántico. La guerra (tras la invasión de Rusia a Ucrania) está afectando toda la cadena de producción”, afirmó el ejecutivo de la principal agencia europea de financiación en Río de Janeiro.
Afirmó que la crisis generada por la guerra, que puso en duda el suministro de gas y de petróleo que Europa recibe de Rusia, obliga a los países europeos a pensar en formas de diversificar no sólo el origen de esos recursos sino también el tipo de fuentes de energía.
“Tenemos que acelerar la transición energética (hacia fuentes de energía renovable) y diversificar las fuentes de energía”, afirmó en la rueda de prensa que ofreció tras la firma de un acuerdo por el que el BEI le concedió un préstamo de 200 millones de euros a la eléctrica Neoenergía, subsidiaria de la española Iberdrola, para financiar plantas de energía renovable en Brasil.
Según Mourinho, Europa percibió que necesita acelerar la transición energética y ello implica diversificar no sólo las fuentes de energía sino también el (país de) origen de la energía.
“La guerra nos hace ver la necesidad de construir una diversificación energética para que cada país no dependa apenas de una fuente de energía”, comentó.
Agregó que Brasil, con gran potencial para las energías renovables, tiene un papel esencial en la transición energética en momentos en que Europa se ve obligada a buscar una mayor diversificación energética.
“Brasil puede ser uno de los principales productores y exportadores de hidrógeno verde del mundo. El país tiene mucho potencial para este combustible”, afirmó.
Dijo que la guerra afectó todas las cadenas globales de producción y que, al mirar hacia el otro lado del Atlántico, Europa puede identificar nuevas fuentes de abastecimiento, no sólo de energía sino también de materias primas y alimentos.
“Brasil, por sus dimensiones, tiene potencial para integrar las cadenas globales y para generar combustibles que pueden ser aprovechados en otras partes del mundo”, manifestó.
Recordó que Brasil ha recibido cerca del 42% de los 11,400 millones de euros que el BEI ha ofrecido a América Latina desde que comenzó a operar en la región en 1993. De los cerca de 150 proyectos financiados por el banco en 15 países de la región, 44 benefician a Brasil.
Por su parte, el presidente de Neoenergía, Mario Ruiz-Tagle, afirmó que lo que está ocurriendo en Europa pude ayudar a Brasil a atraer inversiones, principalmente para desarrollar fuentes renovables de energía.
“La experiencia que estamos viviendo en Europa está mostrando la importancia de la no dependencia energética. Y no sólo de no depender de otro país, sino también de no depender de una fuente específica de generación de energía”, dijo.