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Guzmán Robador

Enfermos de que acuden con enseres de sus hogares a una pinacoteca para ver un cuadro que les trae memorias gratas de su pasado o la construcción de la primera casa pictograma para una familia con un hijo autista son ejemplos del potencial inclusivo del arte y la arquitectura.

La percepción de esas cualidades, entre las que se incluye también la terapéutica, en las diferentes manifestaciones artísticas es el pilar de un innovador proyecto europeo, con participación de España, Islandia, Reino Unido, Alemania, Finlandia y Portugal, que pretende lograr la inclusión social de personas con Alzheimer y de jóvenes en riesgo de abandono escolar a través del arte.

"Aunque no partimos de cero, pues hay instituciones que trabajan en esa línea", una de las novedades de esta iniciativa es su carácter multidisciplinar al contar con la contribución de académicos y alumnos de Bellas Artes, música y arquitectura, así como de terapeutas, dijo a Efe el profesor del Área de Proyectos Arquitectónicos de la Universidad de Alicante (este de España) Javier Sánchez Merina.

Sánchez Merina es el autor de una investigación sobre Arquitectura Terapéutica contra el Alzheimer, trabajo que aporta la Universidad de Alicante (UA) a este proyecto, denominado "La inclusión social y el bienestar a través de las Artes y las Prácticas Interdisciplinares" (SWAIP) e incluido en el Programa Erasmus + europeo.

Se trata de no limitar la arquitectura solo a su papel de diseñar y construir viviendas, sino trabajar en beneficio de personas con Alzheimer, Síndrome de Down y autismo, tras "haber aprendido de sus necesidades, sin compadecerse de ellas, y tratando de comprender que hay otras realidades, las suyas", explicó Sánchez Merina.

Ese planteamiento se materializó en un convenio entre la UA y la Asociación para la Atención de Personas con Autismo y otros Trastornos Generalizados del Desarrollo de la Región de Murcia (sur), que ha dado como resultado la elaboración de un manual de la vivienda del niño autista o casa pictograma (dibujo plano de la realidad).

El manual ha permitido edificar una casa pictograma para una familia con un hijo autista. "Que nosotros sepamos es la primera casa pictograma del mundo y Suecia está interesada en ella", según Sánchez Merina.

Esta vivienda, de 150 metros cuadrados y dos plantas, se basa en el "fenómeno Ikea", ya que "está muy estructurada, con la ruta principal de la casa previsible, anunciando a cada paso la próxima estancia, cada una de ellas con una actividad determinada", describió el profesor.

También presenta los objetos de cada zona del hogar con una visión frontal y ordenada.

Pero, además de protección, crea escenarios para fortalecer los hábitos sociales y cuenta con atajos entre las estancias, cuyo uso debe ser respetado, aunque negociado, por la familia. En concreto, en esta casa, el niño puede ir a su dormitorio de siete modos distintos.

Con ello, la vivienda trata de incrementar la capacidad de la persona con Trastorno del Espectro Autista de autodirigirse para gestionarse de manera autónoma.

Otra prueba del valor inclusivo de las disciplinas artísticas es una experiencia aplicada en la Pinacoteca Nacional de Reikiavik: pacientes de Alzheimer acudían con mobiliario de sus hogares a esta galería de arte para contemplar las obras pictóricas. El "llevar sus viviendas" al museo contribuyó a estimularlas.

Así fue el caso de una mujer con Alzheimer que, sentada en su mecedora colocada encima de su alfombra y con una cesta con ovillo de lana entre sus manos, empezó a hacer punto relajada mientras miraba uno de los cuadros de la pinacoteca islandesa y habló luego de las sensaciones que le producía esa obra de arte y de los recuerdos que le suscitaba, relató Sánchez Merina.