Con la llegada del 2020, arriba también un nuevo año bisiesto, es decir, el año durará un poco más. Esto significa también que el calendario normal tendrá una modificación: febrero, que suele tener 28 días, tendrá 29. Esto se debe a que el año será bisiesto. ¿Y eso que significa?
Para comprender por qué existen los años bisiestos, hay que tomar en cuenta el movimiento de la Tierra alrededor del sol en el que se da un desfase por la duración de año trópico, lo que matemáticamente significa que, un año en realidad tiene un ciclo de vida de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos, en lugar de solo 365.
Esta anomalía la vemos en nuestros calendarios cada cuatro años, pero ¿qué es, por qué existe y desde cuándo? A continuación responderemos las dudas más frecuentes al respecto.
¿QUÉ ES EL AÑO BISIESTO?
Un año bisiesto es un año que tiene un día extra en el calendario. Eso quiere decir que en lugar de tener 365 días, tiene 366. Se dice que son bisiestos, todos los años que son divisibles por cuatro, pero con algunas excepciones: si cumple con el requisito previo pero es divisible por 100, no será bisiesto, a menos que sí se pueda dividir por 400.
Por ejemplo, los años 800, 1200 y 2000 fueron bisiestos, pero 1700 y 1900 no lo fueron porque no son divisibles por 400, a pesar de que son divisibles por cuatro. Asimismo, el 2400 es año bisiesto, mientras que 2100, 2200, 2300 y 2500 no lo son.
¿CÓMO AFECTA AL CALENDARIO EL AÑO BISIESTO?
Debido a que el 2020 es un año bisiesto, el calendario se verá modificado y no contará con 365 días, sino 366. Esto, porque febrero contará con un día adicional a los 28 que tiene en el calendario regular.
Para entender un poco más, veamos cómo se originó el año bisiesto en la historia universal.
ORIGEN DEL AÑO BISIESTO
El “año bisiesto” deriva del latín “bis sextus dies ante calendas martii”, que español significa: el sexto día antes del primer día de marzo, que correspondía a un día extra intercalado entre el 23 y el 24 de febrero. La práctica de incluir un día adicional inicia con la creación del calendario juliano y un decreto del emperador romano Julio César.
El calendario juliano creó la directiva de añadir un día adicional cada cuatro años pero no seguía la regla del siglo divisible por 400, debido a que solo tenía una sola regla: cualquier año divisible por cuatro sería un año bisiesto. Esta fórmula produjo demasiados años bisiestos, pero no se corrigió hasta la introducción del calendario gregoriano más de 1500 años después.
El calendario de Julio César contaba con un error considerable, pues a pesar de incluir un día cada cuatro años, continuaba durando más de lo debido, es decir, 11 minutos y 14 segundos más, esto hubiera ocasionado que para el año 1582 d.C. se pierda hasta 10 días en el calendario.
Para solucionarlo, el papa Gregorio XIII crea el calendario gregoriano, hace saltar 10 días del mes de octubre de 1582 y establece el 29 de febrero como el día oficial a incluir durante un año bisiesto, acuñando el término año bisiesto y creando las normas para anexar el mismo, con objeto de dar por finalizado el ajuste por desfase de horas.