La Agencia Internacional de la Energía (AIE) considera que el casi monopolio que ha conseguido China sobre la fabricación de equipos para generar electricidad fotovoltaica supone un riesgo en términos de aprovisionamiento, dada la importancia de esta tecnología para la transición energética.
En un informe publicado, la AIE apuesta por una diversificación geográfica, aun reconociendo que la política de inversión masiva llevada a cabo por China ha permitido una reducción radical de precios que ha hecho que los paneles fotovoltaicos pasen a ser la forma de producir electricidad más competitiva en muchas partes del mundo.
China ha invertido desde el 2011 unos US$ 50,000 millones en nuevas capacidades de producción de paneles solares (diez veces más que en Europa) y ha creado 300,000 empleos industriales en el sector.
Eso le ha permitido acumular una cuota en la producción mundial superior al 80% que puede llegar a más del 95% en algunos componentes en los próximos años, si se tienen en cuenta los proyectos en construcción.
La AIE admite que esas políticas de inversión masivas, además de permitirle exportar equipos fotovoltaicos por valor de US$ 30,000 millones en el 2021, han contribuido a que los precios hayan bajado más de 80%.
Eso ha ayudado a que la energía solar fotovoltaica se haya convertido en la tecnología de generación de electricidad más barata en muchas partes del mundo, pero también ha generado un nivel de dependencia de China preocupante como se está viendo con los cuellos de botella actuales en muchas cadenas de aprovisionamiento.
Reducir la concentración geográfica
El director general de la agencia, Fatih Birol, advierte de que “el nivel de concentración geográfica en las cadenas de aprovisionamiento globales plantea retos potenciales que los gobiernos tienen que corregir”.
Para Birol, la aceleración de la transición hacia energías limpias en todo el mundo va a poner más presión sobre el dispositivo industrial ahora concentrado en China, mientras que disminuir esa concentración al mismo tiempo ofrecería oportunidades a otras regiones.
Sobre todo, porque las necesidades son enormes. Según la AIE, para cumplir los objetivos internacionales de cero emisiones netas de carbono en el 2050, de aquí al 2030 habría más que cuadruplicar las instalaciones fotovoltaicas que entran en servicio cada año, hasta 630 gigavatios.
Eso significa, entre otras cosas, que la capacidad de producción mundial de componentes clave de los paneles solares, como el polisilicio, los lingotes obleas, las células y los módulos- tendría que duplicarse con creces para el 2030 con respecto a los niveles actuales y las instalaciones de producción existentes tendrían que modernizarse.
Se encarecieron 20% en el 2021
El encarecimiento de las materias primas y los cuellos de botella en la producción y el transporte ya supusieron un aumento de los precios de los paneles de 20% así como a problemas de retrasos.
En este nuevo contexto, la AIE estima que la intervención de los gobiernos es “vital” para abordar esos problemas, aunque al mismo tiempo admite que hay una serie de desafíos para relocalizar la fabricación de paneles solares.
Sobre todo porque actualmente China es el lugar más competitivo en términos de precio, con unos costos un 10% inferiores a los de India, un 20% a los de Estados Unidos y un 35% a los de Europa.
Ese reto es al mismo tiempo una oportunidad, teniendo en cuenta que los autores del informe calculan que de aquí al 2030 las nuevas plantas de fabricación en toda la cadena del sector de los paneles fotovoltaicos pueden representar una inversión de US$ 120,000 millones.
Además, el número de empleos industriales allí podría duplicarse, hasta un millón en el 2030.