El acuerdo de la Cumbre de la Amazonía realizada esta semana en Belém, Brasil, comprende 113 puntos, pero carece de compromisos políticos concretos. No incluye ninguna promesa de poner fin a la deforestación ilegal para 2030 ni un acuerdo para detener nuevas exploraciones petroleras.
Podría decirse que el principal logro de la cumbre amazónica fue fortalecer la posición de Brasil en el lado de los “buenos” de la política climática internacional. El presidente anterior, Jair Bolsonaro, colocó al país entre los “malos” en términos climáticos al eliminar políticas ambientales y pasar por alto un aumento en la deforestación.
Desde que asumió el poder en enero, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha introducido programas ambientales más estrictos y ha trabajado para desarrollar la cooperación climática con otros Gobiernos, y la Cumbre de la Amazonía es un ejemplo de ello. Fue el principal impulsor del plan para poner fin a la deforestación ilegal para 2030.
Los datos preliminares del Gobierno publicados este mes mostraron que la deforestación en la Amazonía se redujo un 66% en julio en relación con uño atrás. En sus dos primeros mandatos como presidente, Lula logró una caída del 72%.
LEA TAMBIÉN: Cumbre Amazónica culmina con un llamado al “mundo rico”
Esto también debería ayudar a fortalecer las credenciales climáticas de Brasil a medida que se prepara para presidir las economías del Grupo de los 20 a partir del 1 de diciembre de 2023. Belém también será la sede de la cumbre climática anual de las Naciones Unidas en 2025, la COP30.
En lugar de compromisos audaces, los ocho miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Surinam, Guyana y Venezuela) acordaron establecer varios foros para sostener más discusiones, un nuevo mecanismo financiero para atraer financiamiento y un organismo científico.
¿Cuál es la importancia?
La Amazonía tiene alrededor de una décima parte de la biodiversidad mundial, la que se está reduciendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia humana. En particular, Brasil emergió como el principal candidato para recibir financiamiento para la biodiversidad en el informe publicado en febrero de 2023 por BloombergNEF.
Este marco se basa en el principio de que se requiere financiamiento donde la biodiversidad es abundante, proporciona valor y está en riesgo.
Incluso una estimación conservadora de la pérdida de biodiversidad global significaría que el PBI en 2030 sería US$ 2.7 billones menor que los niveles proyectados. Para las empresas, esto significaría riesgos físicos como interrupciones en la cadena de suministro y destrucción de activos debido a incendios forestales, por ejemplo.
También enfrentarían riesgos propios de la transición, como costos más altos debido políticas ambientales más estrictas, así como daños a la reputación.
LEA TAMBIÉN: Cumbre Amazónica ampliada reafirma su compromiso por el planeta, pero exige cooperación