El Fenómeno de El Niño es considerado la mayor amenaza para el país por las autoridades.
El ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, y el presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), Julio Velarde, coinciden en ello.
“Depende de lo que pase en el verano (con El Niño)”, dice la autoridad monetaria sobre lo determinante que será la intensidad que cobre esta anomalía para el curso de la economía e inflación local.
Pero hay empresarios y estrategas de inversión locales y extranjeros que asignan una mayor ponderación al riesgo político, como causal del estancamiento económico del país.
Tomás Montalbetti, gerente general de inmobiliaria Santa Catalina, expresa su inquietud: “La parálisis política sí afecta los flujos positivos de la economía porque detiene el factor primordial en toda inversión: la confianza. En tiempos de incertidumbre, uno se refugia en activos confiables (dólar) y reduce sus gastos”.
Tal incertidumbre persistirá mientras el Congreso no defina o esclarezca los términos para la vacancia y el cierre del Parlamento, sostiene, alineado con constitucionalistas que advierten vacíos en los referidos procesos, que dan pie a crisis política como las que se sucedieron sin pausa desde el 2017.
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El riesgo para las cuentas de inversión grandes en EE.UU.
Desde el prisma de algunos extranjeros, la visión es coincidente.
El Niño puede originar cambios relevantes, pero los riesgos geopolíticos, o meramente políticos, como las manifestaciones -intensas a inicios de año en Perú- son más difíciles de modelar por parte de los inversionistas, asevera la jefe de estrategia de mercados de StoneX Group, firma global de servicios financieros, Kathryn Rooney.
Pero hay diferencias por países, acota y refiere que a los que manejan dinero de los inversionistas en EE.UU., en un principio les parece complicados los eventos políticos, pero al final no resultan de la magnitud prevista, como sucedió, por ejemplo, con Lula en Brasil, o con el nuevo gobierno en Colombia.
Esas dificultades políticas son superadas por la diversificación económica de esos países, la producción de algún commodity o porque tienen fluido comercio con EE.UU. y naciones desarrolladas, añade.
Sin embargo, la inestabilidad política en nuestro país reviste otra gravedad.
“La situación política en Perú es mucho más complicada (y dista) del nivel en el que muchos se sienten cómodos; y eso puede tener impacto respecto de la exposición permitida, o los límites de las cuentas (de inversión) reales grandes aquí en este país (EE.UU.)”, sostiene Rooney.
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Turbulencia política saca al Perú del radar de los inversionistas
Las firmas que administran portafolios, pequeños o grandes, como BlackRock, asignan pesos en estos a cada país, y si sus áreas de riesgo perciben mayores problemas, recortan límites a la inversión en esas economías, detalla el jefe de research de Kallpa SAB, Marco Contreras.
Las áreas de riesgo ponen límites por países, por sector, por emisor (de títulos valores), y los actualizan cada día, semana o mes, dice.
“Pueden volar (del límite permisible) y entonces ajustan su portafolio (los gestores de patrimonio)”, menciona al describir de qué forma la turbulencia política puede sacar del radar de los inversionistas al Perú.
En un entorno de incertidumbre política “el país está estancado, no avanza; luego de la Línea 2 del Metro y el puerto de Chancay, se queda sin inversiones grandes, sin nuevos proyectos que generen empleo, construcción, mas servicios, mas consumo”, añade Contreras.
“No hay escándalos políticos todas las semanas (como en el gobierno de Pedro Castillo), pero la rueda está parada”, enfatiza.