La economía peruana se contrajo 0.6% en 2023, la primera caída en 25 años y su peor resultado en más de 30 años, excluyendo la pandemia de 2020. En un informe de Macroconsult, compartido en exclusiva con Gestión, el foco va más allá de la cifra general y se analizó el desempeño regional. Por ejemplo, la actividad se cayó en el centro y en el norte; en contraste, creció en la zona sur y oriente el año pasado.
La zona centro (incluido Lima), que representó el 62% de la economía peruana, es la que más contribuyó a la caída de la producción nacional debido a una normalización del gasto en autoconstrucción luego de sus picos durante la pandemia, una inflación acumulada de casi 20% en los últimos 3 años y El Niño costero que tuvo una magnitud fuerte en buena parte del año pasado.
Lo anterior se reflejó en una importante caída de los sectores pesca, construcción y manufactura.
La zona norte, que representa el 15% de la economía nacional, fue impactada por el mal desempeño del sector agropecuario, en particular, por la mala cosecha de arándanos, como consecuencia de las altas temperaturas provocadas por El Niño costero. Ello afectó principalmente las regiones de Lambayeque (-5.7%) y La Libertad (-2.4%). Por otro lado, la producción en Piura se incrementó en 3.3%% ante la entrada en operación de la Refinería de Talara.
LEA TAMBIÉN: Puerto de Chancay: Cosco Shipping Ports abre puerta a eventual arbitraje contra Perú.
La actividad económica en la zona oriente, que representó el 4% del total, creció 1.2% en 2023, tasa menor a la registrada el año anterior (3.0%).
La región San Martín aceleró su crecimiento por el buen desempeño de la producción agrícola, en particular de arroz cáscara por mayores áreas sembradas y maíz amarillo duro por el empleo de semillas mejoradas. La región Loreto creció 1.4% debido principalmente a la producción de petróleo del Lote 95, aunque lo hizo a menor ritmo que en 2022 (4.6%).
Por último, el buen dinamismo de la zona sur (3.0%), que representó el 19% del total, se explicó principalmente por el impulso de la producción minera, específicamente por la recuperación de Las Bambas en Apurímac, Antapaccay en Cusco y la entrada en operación de Quellaveco en Moquegua.
Excluyendo el efecto minero, la producción en la zona sur se redujo en casi 2% en 2023. Esto debido en buena medida a las protestas y bloqueos de carreteras que paralizaron diversas actividades a principios del año.
En el caso de Puno, estas se prologaron varios meses, lo que sumado a la intensa sequía que afectó importantes cultivos como la papa, hizo que su economía se reduzca en 7.4%.
LEA TAMBIÉN: MEF evalúa seguir manteniendo al GLP envasado en fondo de compensación de combustibles.
Impacto en el empleo
La actividad económica se contrajo en 11 de las 24 regiones del país. De las 13 regiones que no cayeron, cinco experimentaron una desaceleración y ocho mostraron un mayor dinamismo o dejaron de caer.
El mayor crecimiento lo registró Moquegua y la mayor caída se dio en Puno. Además, Tacna fue la única región que se contrajo por segundo año consecutivo. A nivel sectorial, construcción y manufactura cayeron en casi todas las regiones del país, siendo los sectores que más incidieron a la baja.
La caída de la actividad productiva tuvo su correlato en el empleo. La población económicamente activa (PEA) ocupada se redujo en 0.9% en 2023 (157 mil personas menos).
Buena parte del resultado se explicó por la pérdida de empleos en el área rural (-4.7% o 168 mil personas menos) y las pequeñas ciudades (-2.6% o 125 mil personas menos), zonas donde predomina la agricultura.
En ambos casos, no existen suficientes datos para realizar una inferencia estadística por región.
En cuanto a las grandes ciudades, excluyendo Lima Metropolitana, el empleo se contrajo 1.6% (61 mil personas menos). La caída se observó en las cuatro zonas geográficas: -3.3% en el sur, -2.4% en el oriente, -0.7% en el centro y -0.2% en el norte.
En el caso de Lima Metropolitana, el empleo aumentó en 3.9%, a pesar de que su PBI cayó 1.4%, en buena medida debido al incremento del empleo adecuado en sectores como comercio y servicios que aún no recuperaba sus niveles prepandemia.
De esta manera, la PEA ocupada se contrajo en 17 de las 26 grandes ciudades.
LEA TAMBIÉN: S&P rebaja calificación a seis instituciones financieras peruanas.
Proyecciones y limitaciones
Para 2024 se espera un rebote generalizado en la economía de las regiones del país. Así, casi todas recuperarían o sobrepasarían sus niveles de 2022.
Entre los factores que explicarían este mejor desempeño, y que son transversales a la mayoría de las regiones, están las mejores condiciones para el gasto familiar ante por la recuperación del empleo y la menor inflación, y la mayor ejecución del gasto público que el año pasado se ralentizó por la entrada de nuevas autoridades subnacionales.
La zona norte y centro son las que más rebotarían con un crecimiento de 3.2% y 2.9%, respectivamente. El mejor desempeño relativo se daría por la normalización de las condiciones climáticas ante la disipación de El Niño costero, lo que llevaría a la recuperación de la producción agrícola y la pesca de anchoveta, así como de la producción y ventas de prendas de vestir en la temporada otoño-invierno.
También será importante la ejecución de grandes proyectos de inversión como la etapa 1 del puerto de Chancay, la ampliación del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez (AIJCH), la Línea 2 del Metro de Lima y la segunda fase de la ampliación de Toromocho (Junín).
En cuanto a la zona sur, se espera que el crecimiento se desacelere a un 2.8% básicamente debido a la disipación del impulso minero. La cifra positiva se explicaría en buena medida por el fuerte rebote del turismo y otras actividades en las regiones que más fueron afectadas por las protestas del año pasado como Ayacucho, Arequipa Cusco y Puno. Esta última región sería la de mayor rebote.
A pesar de las mejores perspectivas para este año, existen algunos factores que limitan un mayor crecimiento de las regiones. Entre los principales se tiene al incremento de la inseguridad ciudadana vinculado al crimen organizado y las actividades ilegales que paralizaría inversiones, en particular de las micro y pequeñas empresas.
El otro factor importante es la ausencia de nuevas grandes inversiones en ejecución que “muevan la aguja” en las regiones.
Luego de Quellaveco, no existe un proyecto minero en construcción de similar magnitud. En el caso de Lima, si bien este año seguirán en ejecución grandes infraestructuras, estas ya casi terminan, como en el caso del puerto de Chancay y la ampliación del AIJCH que entran en operación a fines del presente año.
Otras obras grandes como Chavimochic III, el Anillo Vial Periférico y la Nueva Carretera Central aún no iniciarían este año, e incluso tardarían algunos años más en iniciar construcción.
Sin factores de recesión
Isaac Foinquinos, economista senior de Macroconsult
La actividad económica en la mayoría de las regiones del país rebotaría en 2024, debido principalmente a la ausencia de los factores que hicieron que entren en recesión el año pasado. Entre ellos la alta inflación promedio, la fuerte normalización del gasto en autoconstrucción, la entrada de nuevas autoridades subnacionales, anomalías climáticas (El Niño costero de magnitud fuerte y sequías intensas), las protestas y bloqueos de carreteras, entre otros.
Una reciente encuesta realizada por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) a empresas que operan en las regiones muestra que las expectativas a 3 meses se han recuperado de manera notable y se ubican en el tramo optimista, destacando las obtenidas para la zona norte del país en un contexto en que El Niño costero se debilitó y no causó grandes desastres durante el verano.
A pesar de ello, existen factores que limitan un mayor crecimiento en el corto plazo, siendo los principales la criminalidad y la ausencia de nuevos grandes proyectos de inversión en ejecución.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.