El crecimiento económico es una condición necesaria para reducir la pobreza, aunque no asegure su solución total, dijo en Lima la economista jefe para América Latina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Marcela Meléndez.
“Lo primero que tiene que hacer la región es asegurar que haya crecimiento económico, el crecimiento económico no soluciona el cien por ciento de la pobreza, pero es una condición necesaria”, declaró Meléndez a Efe durante la VIII Semana de la Inclusión Social, organizada en Lima por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).
La economista destacó el caso de Perú, que creció por encima de los países de la región en los últimos años y logró que eso se refleje en términos de reducción de pobreza, que pasó de 55% en el 2005 a 20.5% en el 2018.
"Perú tiene eso a favor y ha tenido un manejo macroeconómico serio, y los retos que hoy encara el país son más de carácter micro", destacó.
No obstante, la representante del PNUD puso el foco en que aún hay grupos de la población peruana que no participan del bienestar asociado con el crecimiento económico, por lo que consideró que el reto es incluirlos y darles las mismas oportunidades a todos.
Meléndez resaltó la necesidad de "enganchar" a un empleo a las poblaciones vulnerables, entre ellos jóvenes sin experiencia laboral y las mujeres.
Según dijo, en todos los países de la región se requiere de políticas que mejoren la participación laboral femenina, porque esta sigue siendo "mucho más baja que en los hombres".
Otro de los retos, indicó, es la necesidad de crear "un sistema de protección social universal desvinculado del empleo formal", para que la protección no se segmente entre sector formal e informal.
Destacó también la necesidad de buscar una tributación y gasto eficiente y redistributivo, para reducir los índices de desigualdad, así como de un sistema educativo que responda a la necesidad de adaptación de una economía moderna.
También de mercados en los que la competencia impulse la productividad y de un sistema de cuidado que facilite la participación de las mujeres en los mercados de trabajo.
La VIII Semana de la Inclusión Social se plantea como un espacio para que autoridades, representantes del sector público y privado, la academia y sociedad civil peruana analicen los avances y retos en la agenda de la lucha contra la pobreza y vulnerabilidad desde múltiples dimensiones.
La cita fue inaugurada por el presidente de Perú, Martín Vizcarra, quien destacó la estrategia gubernamental “Salida Permanente de la Pobreza”, propuesta para que los programas del Estado relacionados a la inclusión económica articulen y garanticen la generación de ingresos sostenibles que permitan la salida de la pobreza y el acceso equitativo y sostenido de oportunidades.
Destacó, además, que el reto es trabajar de manera articulada en todos los niveles de gobierno, para crear condiciones que eviten que el 30 % de la población, equivalente a casi 10 millones de peruanos que han dejado la pobreza, vuelvan a esa situación económica.
El gobernante remarcó que una efectiva inclusión social "implica la existencia de gobiernos y autoridades que actúen con honestidad y transparencia y rindan cuentas de sus actos".
“La corrupción y la impunidad son el peor lastre para los pobres y para lograr la inclusión social”, expresó Vizcarra.