Los prestatarios en Colombia, República Dominicana y Ecuador están haciendo cola para vender los llamados bonos de género conforme América Latina se muestra más receptiva a un rincón pequeño, pero de rápido crecimiento, del mercado de deuda responsable socialmente.
Los bonos, que se venderán en el primer trimestre del próximo año, financiarán proyectos que promueven la igualdad de género a través de medidas como préstamos a empresas que son propiedad de mujeres, dijo Gema Sacristán, directora de inversiones de BID Invest, un brazo del Banco Interamericano de Desarrollo que participa en la estructuración de las ventas. Sacristán no quiso identificar a los emisores.
“Hay más demanda de bonos sociales y, poco a poco, más inversores se interesan en invertir con perspectiva de género”, señaló.
Las ventas se producen en medio del creciente interés por los bonos sostenibles en América Latina, una región que hasta hace poco iba rezagada frente a la tendencia mundial. Las ventas de dicha deuda se han cuadruplicado a alrededor de US$ 5,000 millones este año respecto al 2018, según datos compilados por BloombergNEF. Esta cifra sigue siendo menos del 2% de los US$ 380,000 millones vendidos a nivel mundial.
Sin embargo, según una encuesta de Natixis Investment Managers a inversores este año, la región tiene la mayor demanda de inversiones ambientales, sociales y de gobernanza.
“En la región, nos encontramos en un momento en que estamos a punto de ver un gran crecimiento en esta área”, dijo José Luis León, director gerente de Natixis en Colombia. “Viene del nivel de los consumidores, que exigen más opciones responsables socialmente”.
Una subcategoría de los bonos sociales, la deuda de género, tiene como objetivo cubrir la desigualdad en el acceso femenino a los mercados laborales, posiciones de liderazgo y crédito mediante préstamos a empresas dirigidas por mujeres, que ofrecen productos o servicios a las mujeres, o que están comprometidas con la igualdad, de acuerdo con BID Invest.
El banco panameño Banistmo SA se convirtió en agosto en el primer prestatario latinoamericano en probar el mercado de dichos bonos. La venta por parte de la filial de Bancolombia SA fue pequeña, de solo US$ 50 millones, y las ganancias se destinaron a financiar préstamos a pequeñas y medianas empresas dirigidas por mujeres.
Seca Energy Panama es una de ellas. El negocio de instalación de paneles solares, con sede en la ciudad de Panamá, está utilizando el préstamo para proporcionar créditos a clientes, incluidas empresas y hogares. Constituida en el 2017 por Cindy Prieto, una inmigrante venezolana, las ventas fueron lentas ya que la tecnología era relativamente nueva en el país y los bancos dudaban en otorgar préstamos para instalar los paneles, dijo.
“Fue muy difícil arrancar el negocio, por varios factores. Las cosas han cambiado mucho con este préstamo, estamos construyendo más proyectos y contratando a más personas”, dijo. Las ventas se han disparado en los últimos dos años, y Prieto está contratando a varias personas nuevas, dijo.
Aun así, los bonos de igualdad de género siguen en su infancia, y representan solo alrededor de US$ 1,700 millones de los bonos vendidos entre el 2017 y 2018, liderados por corporaciones en Australia, Canadá y Turquía, según BID Invest.
“Es necesario educar a los inversores institucionales y minoristas en la región sobre los beneficios de la inversión de género”, dijo Sacristán. “En América Latina y el Caribe, la demanda de deuda de compañías y bancos más pequeños aún tiene que desarrollarse”.