El ciberacoso es todo tipo de intimidación o amenaza que realiza una persona contra otra a través de tecnologías digitales, como páginas web, mensajería instantánea, videojuegos o redes sociales. “Con la pandemia, que ha detonado el uso de Internet, se puede dar de miles de formas”, asegura Fabiola Herrera, miembro del equipo WOMCY Legal, organización sin fines de lucro fundada por mujeres para el desarrollo de la ciberseguridad en Latinoamérica.
En el sector empresarial también ocurren acosos cibernéticos, conocidos como mobbing, que se refiere a humillaciones en línea por motivos de raza, aspecto físico, orientación sexual, entre otros motivos. Este acto se da entre los compañeros de la oficina. “Por ejemplo, a través de mensajería instantánea o blogs se burlan de un compañero. Muchas veces violan la protección de los datos biométricos de esa persona al tomarle fotos, hacer montajes y subirlos a redes sociales”, explica Nazly Borrero, miembro de los programas de WOMCY Geek Girls, WOMCY Tech y WOMCY Talks.
También puede darse otro tipo de ciberacoso conocido como gossip, que son injurias y calumnias por entornos digitales que pueden dañar el buen nombre de la persona afectada. Esa humillación genera problemas sociales en el entorno. “Lo que más se ve en el ámbito laboral son las injurias y calumnias, y la violación de los datos biométricos, pues (los compañeros) sacan fotos sin permiso y se burlan del aspecto físico de la persona, de un defecto, de su raza o de su orientación sexual. Inclusive crean grupos cerrados en redes sociales para compartir las fotografías o montajes”, revela Borrero.
Cuando la víctima se da cuenta de lo que está sucediendo, por medio de las actitudes de sus compañeros, las burlas o los comentarios mal intencionados, esta se siente rechazada, y puede llegar a tener comportamientos agresivos hacia sus colegas o ausentarse del trabajo.
Borrero indica que lo correcto es que la persona afectada acude al área de Recursos Humanos e su empresa para, con pruebas, informar sobre lo que está sucediendo. “Si no hay una buena colaboración o el caso pasa a mayores, como que se dé una agresión verbal, lo mejor es hacer una denuncia penal contra las personas que están realizando el acoso”, señala.
Herrera sostiene que en el Decreto Legislativo 1410 ya está tipificado el acoso como un delito, que conlleva hasta cinco años de pena privativa de la libertad. Además del mobbing y gossiping, existen otros tipos de acoso como el sexting (intercambio de fotografías y videos de carácter sexual de forma consensuada, que puede desencadenar en sextorsión o pornovenganza) o grooming (cuando un adulto se hace pasar por un menor de edad para obtener su confianza y luego coaccionarlo o amenazarlo).
Lizbeth Plaza, vicepresidente de WOMCY, comenta que la organización cuenta con diferentes programas, orientados principalmente al sector educativo y corporativo, para concientizar a las personas sobre ciberseguridad con el objetivo de minimizar la brecha de conocimiento y la carencia de talentos en este tema en Latinoamérica. WOMCY también acepta voluntarias.
En el caso del Perú, las mujeres son las que más sufren de ciberacoso. En lo que van del año, se han reportado 77 casos, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. La mayoría de estos se da en redes sociales: el 72% en Facebook, el 40% en WhatsApp y el 10% en Instagram. “Muchas personas tienen miedo de denunciar o no saben que están sufriendo de ciberacoso”, dice Herrera.
En Sudamérica, las mujeres también son las más afectadas por el ciberacoso. De cada diez, ocho mujeres lo han sufrido. En Centroamérica, el 23% de los hombres de 20 años a más también sufre acoso cibernético.