En los últimos años, el Perú ha experimentado un progreso importante en desarrollo humano: entre el 2003 y el 2019, el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que será presentado hoy, ha crecido a una tasa de casi 3% en promedio, y este año alcanzó un índice de 0.586 (se mide entre un rango de 0 a 1).
El índice evalúa cuatro componentes: esperanza de vida al nacer, años promedio de instrucción, años esperados de instrucción e ingreso familiar per cápita.
Sin embargo, a pesar de esa trayectoria ascendente, todavía existen grandes diferencias (brechas) desde una perspectiva territorial, señala un reporte del PNUD.
Por ejemplo, a nivel distrital, la brecha más grande está vinculada al ingreso familiar, siendo esta de 1 a 40 entre los distritos de Lince-Lima (en primer lugar) y Achaya-Puno (último lugar).
En efecto, el estudio muestra que en Achaya el ingreso familiar (per cápita) es de S/ 51.1 al mes, mientras que en Lince llega a S/ 2,037 al mes, superando incluso al ingreso promedio familiar de La Molina, que es de S/ 1,939.5 y es el distrito que ocupa el primes lugar en el IDH 2019.
Tendencias
Los resultados muestran que las mejoras se han concentrado principalmente en la costa. De hecho, Lima (0.7073) es el departamento con mayor desarrollo humano según el IDH 2019 y se ubica en el primer puesto (similar a los años anteriores). Luego aparecen otros departamentos, como Moquegua y Arequipa.
Sin embargo, al final de la tabla están Amazonas, Apurímac y Huancavelica, siendo este último el que no se ha despegado del último lugar en el ranking, con un índice de 0.3838.
Actividad económica
Una de las razones de estas diferencias, anota el informe, está vinculada con las actividades económicas. “Existe una relación directa entre la especialización productiva de un territorio, así como el acceso a capacidades y recursos vinculados a esa producción, con el desarrollo humano”, anotó.
A mayor localización agropecuaria con predominio de la pequeña agricultura de subsistencia, un menor IDH; y a mayor localización de actividades manufactureras (acompañadas de servicios), mayor IDH. Sin embargo, el nivel de localización minera no muestra una relación definida con el IDH departamental (por ejemplo, su impacto en Moquegua es diferente a su impacto en Cajamarca).
Desigualdad
Otro aspecto que explica las heterogeneidades entre los departamentos es la desigualdad. El PNUD –con datos del 2017– ajustó el IDH vinculado a este punto. Así, se obtiene que el Perú experimenta una aparente contradicción: “Los departamentos de mayor desarrollo humano, que son Lima, Arequipa, Moquegua y La Libertad, al mismo tiempo son los que tienen la mayor desigualdad a su interior”, dijo el coordinador de los Indicadores de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Francisco Santa Cruz.
En Lima, distritos considerados típicos de familias adineradas han sido desplazados por otros catalogados de clase media.
En este sentido, Lima, siendo el departamento con el IDH más alto, al ajustarse por desigualdad, reduce su índice en 54.9%, hasta 0.323. En cambio, en Amazonas, uno de los departamentos con menor IDH, el porcentaje de pérdida del índice por desigualdad es de solo 6%.
Aunque el informe no profundiza, también considera la desigualdad por género. En todas las regiones del país, las mujeres y hombres enfrentan brechas diferenciadas en términos de representación política, acceso a educación y participación en el mercado laboral.
Por distritos
Los distritos de mayor relevancia –de los 1,874 evaluados– según su IDH se siguen concentrando en Lima Metropolitana (que estadísticamente reúne las provincias de Lima y Callao), respecto a índices anteriores. De los 30 primeros distritos, 21 de ellos están en Lima, dos en el Callao y los demás en departamentos como Moquegua, Arequipa, La Libertad y Cusco.
Pero, en detalle, el dato más relevante para la capital es el desplazamiento de los distritos que usualmente han sido considerados típicos de las familias más adineradas, por otros distritos que han sido catalogados como propios de la clase media. Si bien el primer lugar es para el distrito de La Molina, los siguientes de la lista son Lince, Jesús María, Magdalena del Mar y Pueblo Libre.
En los últimos 30 lugares los valores alcanzados van desde un índice de 0.1710 para Cañaris (Lambayeque) hasta un 0.0912 para el distrito de Lagunas (Piura). Si bien se dan algunos valores altos en esperanza de vida, las cifras sobre educación e ingresos son en todos los casos notoriamente reducidas.
El estudio señala que un limitante –o facilitador– del desarrollo es el factor geográfico, y una forma de reconocer esos impactos es asociar el nivel de desarrollo humano a los territorios con la altitud que tienen sobre el nivel del mar. Así, se muestra que el nivel de desarrollo medido por el IDH es más alto en los distritos de la costa baja y se va reduciendo conforme se incrementa la altitud distrital, hasta llegar a la sierra alta, el piso altitudinal de menor IDH. La brecha es de cerca del 35%.
Provincias
El informe también analiza el desarrollo humano a nivel de provincias, dividido en cuatro estratos por número de población: Lima Metropolitana, de 300,000 a 1 millón de habitantes, de 50,000 a 300,000 habitantes y de menos de 50,000 habitantes.
De esto se desprende que mientras mayor es el estrato de población, mayor es el IDH y los niveles de cada componente. Sin embargo, hay que considerar que entre el 2003 y el 2013, hay regiones que a pesar de su todavía bajo índice, han registrado un alto crecimiento año a año. Estas provincias “en ascenso” son, por ejemplo, Huánuco, Huancavelica, Pachitea, Marañón, Ambo, entre otras.
Presencia del Estado en la provisión de servicios
El Índice de Densidad del Estado (IDE) resume y cuantifica la presencia territorial del Estado en los distintos ámbitos del país, considerando la salud, educación, saneamiento, electricidad e identidad.
Al respecto, Francisco Santa Cruz, coordinador en PNUD, señaló que hay mayor provisión de servicios en departamentos como Lima (y Callao), Arequipa, Ica y Moquegua. Pero, en el otro extremo, al final de la tabla, están los departamentos de selva: Loreto y Ucayali en los últimos lugares, así como Amazonas, Huánuco y Puno.
“Eso está indicando que la intervención estatal todavía no alcanza suficientemente la selva baja, sin embargo, ha mejorado de manera significativa su presencia en las provincias de la selva. Si se compara la situación actual -medido con información del 2017- con data de hace 10 años, las provincias de la sierra han mejorado”, señaló.
Santa Cruz indicó que el Estado ha avanzado en su intervención, pero aún no se traslada al desarrollo humano al mismo ritmo. Una de las hipótesis, indicó, es que a pesar del esfuerzo estatal en brindar servicios, estos no necesariamente son de calidad.