De los 7.1 millones de hectáreas (ha) de tierras agrícolas que se siembran en el país, hay 2.3 millones que están en riesgo por sequía severa, situación que ya afecta diversos cultivos para consumo interno, de acuerdo con diversos reportes de entidades oficiales.
Según un estudio del Centro Nacional de Prevención y Reducción de Riesgos de Desastres (Cenepred), adscrito al Ministerio de Defensa, al que tuvo acceso Gestión, esos 2.3 millones de hectáreas se encuentran en una categoría de riesgo alto y se ubican en zonas altoandinas de 21 regiones.
El documento precisa que de esos 2.3 millones de ha en riesgo alto, 1.5 millones corresponden a áreas de secano (regadas solo por lluvias) y 735,754 ha se abastecen mediante sistemas de riego.
Asimismo, refiere que la escasez de lluvias pone en riesgo alto a 11.2 millones de ha de superficies de pastos, lo que puede afectar a 3 millones de cabezas de ganado vacuno, 7.1 millones de ovinos y 2.5 millones de alpacas.
También están en riesgo por la escasez de agua cinco millones de pobladores, de los cuales 444,022 son niños menores de cinco años y 652,750 son mayores de 60 años.
¿Qué zonas son las más propensas al riesgo?
Entre las regiones con mayores superficies en riesgo de sufrir por sequía severa se encuentran los departamentos de Puno (268,499 ha), Cajamarca (267,220 ha), Áncash (251,963 ha), Cusco (205,796 ha), La Libertad (189,616 ha), Junín (130,983 ha), entre otras.
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Igualmente, el estudio de Cenepred advierte que hay 33,070 hectáreas en riesgo muy alto por sequías extremas en ocho regiones ubicadas en el sur del país, particularmente algunas zonas de Puno, Arequipa, Cusco, Huancavelica, Tacna, etc.
El documento precisa que se considera una sequía severa aquella en la que el déficit de lluvias alcanza un 60%, y una sequía extrema cuando el referido déficit llega al 80%.
Senamhi: Los productos más afectados
Por su parte, Glicerio Canchari, especialista en agrometeorología del Senamhi, indicó a Gestión que las previsiones del Cenepred se condicen, en efecto, con la ocurrencia en estos momentos de una sequía que afecta gran parte de la sierra central y sur del país y algunas zonas de la sierra norte, retrasando la actual campaña agrícola 2022-2023.
Dicha campaña se inicia en agosto de cada año y concluye en junio del siguiente. La actual ya venía afectada por la escasez y altos precios de fertilizantes, en tanto que el Midagri prevé aún que 44,000 toneladas de urea que ha adquirido lleguen al país recién en diciembre próximo.
Canchari explicó que más del 80% de las áreas agrícolas en el país se riegan bajo secano (por lluvias), y que si bien esas precipitaciones pluviales se esperaban para octubre, ante su escasez algunos productores están prefiriendo sembrar en noviembre y otros prevén hacerlo en diciembre.
Así, indicó que entre los productos más afectados por la escasez de lluvias figuran, en primer lugar, la quinua, seguida de la papa, el maíz, la oca, el olluco, granos como los frijoles, alverjas y habas, lo que implica una amenaza para la seguridad alimentaria.
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Así, en el primer caso, refirió que se ha dejado de sembrar quinua en la zona del altiplano, en Puno, pero también en zonas altas del Cusco y Apurímac, que generalmente la cultivan entre octubre y noviembre.
Explicó que la decisión de no sembrar quinua se debe a que es un producto muy sensible a la falta de humedad, pues en tal caso sus plantíos mueren rápidamente.
En el caso de la papa y los otros cultivos antes mencionados, refirió que las zonas donde se registran retrasos en sus siembras son las partes altas de Arequipa, Moquegua, Tacna, en todo el altiplano, así como en Cusco, Apurímac, Huancavelica, Junín, la sierra de Lima, y algunas zonas de Áncash, La Libertad, Lambayeque, Piura y Cajamarca.
Canchari sostuvo que es probable que esta menor producción de cultivos se deje sentir en los mercados mayoristas de la capital.
Impacto en agroexportación
A su turno, Fernando Cillóniz, experto en temas agrarios, consideró que no es el momento de declarar aún una emergencia por sequía, porque la mayor presencia de lluvias se espera aún para enero; aunque si no hay precipitaciones en esa temporada, dos millones de ha agrícolas estarán en riesgo.
Indicó que la agroexportación es la que sería menos afectada por la escasez de lluvias, porque esa actividad depende más de reservorios y pozos subterráneos, o de agua del subsuelo, que no se agota inmediatamente por la falta de lluvias.
“Los reservorios estuvieron abastecidos y por eso es que crecimos en términos de producción agrícola. Ahora dependemos de la temporada de lluvias, que comienza a fines de diciembre y enero. Asumamos que se va a repetir lo que tuvimos en los últimos 4 a 5 años, que hemos tenido agua de lluvias con las cuales se llenan los reservorios” comentó.
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