Si bien la producción y exportación de oro que registra formalmente el Gobierno del Perú se viene contrayendo año a año, su extracción ilegal en el país se refleja en forma constante en reportes internacionales de comercio de ese metal.
De acuerdo con reportes estadísticos del Ministerio de Energía y Minas (Minem), al cierre del 2022, las empresas formales que operan en el país reportaron haber alcanzado en ese año una producción de 96.74 toneladas métricas finas de oro.
Sin embargo, conforme a reportes -al 31 de diciembre de 2022- de la World Gold Council, con sede en Londres, en ese periodo anual, el Perú registró un total de 127.7 toneladas de ese metal precioso, significando la sétima mayor producción aurífera mundial.
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Ello podría significar que el Perú introdujo en el mundo 29 toneladas de oro adicionales a las registradas oficialmente por el Gobierno peruano en el 2022, ¿de dónde salieron? Gestión consultó al Minem sobre las razones que explicarían las diferencias entre ambos reportes, aunque hasta el cierre de este artículo no hubo respuesta.
¿En qué medida participa la actividad informal e ilegal?
En años anteriores los medios también reportaron diferencias entre la producción oficial de ese metal precioso y los volúmenes de exportaciones, y que usualmente se atribuye a la producción informal de la pequeña minería y artesanal, y a la minería ilegal.
De acuerdo con el Anuario Minero 2022 del Minem, el año que paso se calcula que la actividad minera de la pequeña minería y artesanal, que involucra a unas 200 mil personas, fue la responsable de un estimado del 47% de la producción aurífera nacional, con un valor de US$3,900 millones.
Ello significaría un incremento importante frente al periodo prepandemia, pues el 2019 la Dirección General de Minería de ese sector estimaba que, por lo menos el 11% de la explotación del metal amarillo pertenecía al sector artesanal.
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Productores
Según ese sector, son siete grandes empresas (Poderosa, Yanacocha, Horizonte, Retamas, Gold Fields, Shahuindo y Ares), las que explican actualmente un 45.2% de la producción aurífera, mientras el restante comprende a la pequeña minería y artesanal.
Sobre el tema, el presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Víctor Góbitz, indicó que, en efecto, hay diferencias entre el registro de la operación de minas formales del Minem, con -por ejemplo- el registro que tiene Aduanas. “Lo que revela (esa diferencia entre uno y otro registro) es que hay varios traders que están exportando oro, y que obviamente no es de origen formal”, anotó.
Operaciones sospechosas
Según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Superintendencia de Banca y Seguros, las operaciones sospechosas relacionadas con la minería ilegal y que fueron advertidas por esa entidad, sumaron US$8,210 millones entre los años 2012 y 2020.
En la misma línea, el exviceministro de Gestión Ambiental, José de Echave, coincidió en que la diferencia de reportes se explica por la minería informal, aunque indicó que se sabe que hay plantas concentradoras formales que reciben producción de los mineros informales.
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Más aún, refirió que se ha detectado que en Arequipa, hay algunas empresas formales que le arriendan las concesiones de minería a empresas informales.
Conflictos sociales
Lo que es notorio, indicó De Echave, investigador de la ONG Cooperaccion, es que cada vez se extiende más la actividad mineral ilegal, que está originando cada vez más conflictos sociales con las comunidades.
A su turno, el exviceministro de Minas, Rómulo Mucho, estimó que la minería informal estaría produciendo actualmente cerca de 40 toneladas de oro, que salen principalmente de contrabando por las fronteras del sur. “Por ejemplo en Puno la minería formal registra casi 2.5 toneladas de oro (al año), pero la explotación informal es entre diez a quince veces más que eso”, aseveró.