Con las exportaciones a Estados Unidos golpeadas por un impuesto de Donald Trump a raíz de una disputa con la Unión Europea (UE), el vino francés atraviesa una zona de turbulencias que podría abrir una ventana de oportunidad para los vinos del nuevo mundo.
“El contexto internacional crea una situación de alto riesgo” para nuestras exportaciones, advirtió Antoine Leccia, presidente de la Federación de Exportadores de Vino y Bebidas Espirituosas de Francia (FEVS).
“La situación en el mercado estadounidense -el mayor consumidor de vino a nivel mundial- es evidentemente la más preocupante y la más urgente”, añadió Leccia, que pronostica un año 2020 “difícil” para los caldos franceses tras esta “sanción arbitraria”.
Las exportaciones de vino francés a Estados Unidos “cayeron en 17.5% en el último trimestre del 2019”, cuando entró en vigor un arancel de 25% en represalia por los subsidios de la UE al fabricante aeronáutico Airbus, archirrival del estadounidense Boeing, según cifras de la FEVS.
El nerviosismo es palpable entre los viticultores franceses que temen que los últimos dardos lanzados por Trump en esta feroz guerra comercial abra la puerta a la expansión en el mercado norteamericano de otros vinos, sobre todo del nuevo mundo, en detrimento de los europeos.
Un tercio de las empresas del sector anticipan una caída de más de 50% de su volumen de negocios este año en Estados Unidos.
Chile en la mira
Además de Australia, los viticultores franceses ven con particular recelo a Chile, el cuarto productor a nivel mundial, que el año pasado exportó 847 millones de litros para totalizar un valor de US$ 1,597 millones, y que cuenta con una rica variedad de cepas, muchas de ellas únicas.
“Con esta tasa los vinos chilenos van a tener una ventaja comparativa frente a los vinos franceses, porque no están sometidos a este impuesto”, resume Alejandro Fuentes Espinoza, director del departamento de Viticultura de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV).
“La importación de vino en Estados Unidos crece cada año, los consumidores van a seguir comprando pero podrían consumir otro vino, pero únicamente por cuestiones de costo”, añade Fuentes Espinoza.
Para el presidente del Consejo Interprofesional del Vino de Burdeos (CIVB), Bernard Farges, “un producto que aumenta un 25% sufrirá consecuencias en cualquier mercado”.
“Probablemente los vinos del nuevo mundo, como los chilenos, que no están alcanzados por ese impuesto van a beneficiarse de esta oportunidad, pero también los vinos italianos y los estadounidenses”, sostiene Farges, que pide al gobierno francés y a Airbus un fondo de compensación de emergencia de 300 millones de euros (unos US$ 325 millones).
‘Cautela’
Los exportadores chilenos, por su parte, prefieren tomar la situación con cautela. “En el corto plazo puede significar una oportunidad para los vinos chilenos que son muy buenos competidores en cada segmento de precio”, señala la directora comercial de Vinos de Chile, Angélica Valenzuela.
“Pero lo estamos tomando con cautela porque obviamente en el mediano y largo plazo la situación puede normalizarse”, agrega Valenzuela, cuyo país destina 10% de sus vinos a Estados Unidos, su tercer mercado después de China y Brasil.
Aunque admite que sin duda hay una “ventana de oportunidad”, Alejandro Fuentes Espinoza, de la OIV, se muestra también prudente. “Aunque el vino chileno es muy apreciado a nivel internacional, existe una cuestión de imagen de los vinos franceses que históricamente les ha permitido posicionarse en los mercados más importantes del mundo”, explica.
“La demanda de vino francés en Estados Unidos es muy importante y en constante aumento. Existen regiones y/o ciudades como Nueva York, muy cosmopolitas, donde aunque aumenten los precios, la demanda y el consume de vinos franceses no debiera disminuir”, vaticina.