El medicamento contra el cáncer Calquence de AstraZeneca ha mostrado indicios de que puede ayudar a los pacientes hospitalizados con COVID-19 a superar lo peor de la enfermedad, en momentos en que los investigadores se esfuerzan por readaptar los tratamientos existentes para combatir la infección.
Los resultados de la investigación preliminar en la que participaron 19 pacientes, que obtuvo el respaldo de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, alentó al fabricante de medicamentos británico a explorar el nuevo uso del fármaco en un ensayo clínico más amplio anunciado en abril.
Once pacientes habían recibido oxígeno cuando comenzaron a utilizar Calquence de 10 a 14 días y ocho de ellos pudieron ser dados de alta posteriormente, respirando de forma independiente, según los resultados de un ensayo en coautoría del jefe de investigación oncológica de AstraZeneca, José Baselga.
Ocho pacientes tenían ventilación mecánica cuando se les administró Calquence, y cuatro de ellos pudieron ser dados de alta, aunque uno murió de embolia pulmonar.
"Estos pacientes se encontraban en una situación muy inestable, habrían tenido un pronóstico terrible en unos días la mayoría de estos pacientes mejoró en términos de ventilación y necesidades de oxígeno", dijo Baselga.
Se cree que los casos graves de COVID-19 se desencadenan por una reacción exagerada del sistema inmune conocida como tormenta de citoquinas, y la investigación preliminar ha puesto en escena al Calquence y a otras drogas que suprimen ciertos elementos del sistema inmune.
Entre los fármacos para enfermedades autoinmunes que se están probando por su capacidad para mitigar la tormenta de citoquinas están el Kevzara de Regeneron y Sanofi, Actemra de Roche y otilimab de Morphosys y GlaxoSmithKline.
En su uso aprobado, Calquence compite con Imbruvica de AbbVie y Johnson & Johnson, como tratamiento para la leucemia linfocítica crónica, un tipo común de leucemia en adultos.