El gigante japonés del automóvil Toyota Motor ha decidido retrasar de nuevo la reanudación total del funcionamiento de sus plantas en China debido al brote de COVID-19, que viene afectando a sus operaciones desde finales de enero.
El mayor fabricante japonés del sector por volumen de ventas cuenta con cuatro plantas de ensamblaje de vehículos en China que cerraron temporalmente por el Año Nuevo Chino, y cuya reapertura se pospuso a raíz de los problemas en el suministro de componentes derivados del brote del nuevo coronavirus.
Toyota ha decidido ahora reabrir desde este lunes tres de esas cuatro plantas pero funcionando a mitad de su capacidad, mientras que la cuarta, ubicada en Chengdu (oeste), podría volver a operar una semana más tarde, según explicó hoy un portavoz de la compañía.
La misma fuente señaló que la empresa aún no ha determinado cuándo podrá volver a operar todas sus plantas a pleno rendimiento, y precisó que la situación en cada una de ellas depende de diversas circunstancias logísticas y de las directrices de las autoridades chinas.
La empresa con sede en Nagoya (centro de Japón) cuenta con otras ocho plantas de producción de motores y autopartes cuyo funcionamiento también se ha visto suspendido temporalmente o alterado.
Los problemas derivados del COVID-19 también han afectado al segundo mayor fabricante nipón del sector, Nissan Motor, que retrasó la reapertura de cuatro plantas en China desde finales de enero hasta al menos el comienzo de la semana próxima, además de parar sus instalaciones en Kyushu (sur de Japón), que aglutinan la mitad de su producción doméstica.
Otras empresas japoneses del sector automotriz como Honda o Isuzu se han visto forzadas a tomar medidas similares debido a las interrupciones del suministro y otros obstáculos logísticos en China, país del que proceden el 30 por ciento de las importaciones niponas de autopartes.
Aunque aún no existen datos detallados, se teme que el brote del COVID-19 tenga un impacto notable en las cuentas de las compañías japonesas del motor y de otros sectores, en especial los del transporte aéreo o el de los servicios y el comercio minorista, los más expuestos a la caída del turismo.
Las restricciones al tráfico aéreo desde China que aplica Japón podrían generar al país unas pérdidas de 1.290 millones de dólares (1.191 millones de euros) en ingresos derivados del turismo en el período enero-marzo, según un informe publicado esta semana por la Organización de Aviación Civil Internacional, un organismo de la ONU.