Ejecutivo de Shell Perú dijo que la firma espera que la demanda de combustibles líquidos, como gasolina y diésel, continúe siendo muy relevante en las próximas décadas. (Foto: AFP)
Ejecutivo de Shell Perú dijo que la firma espera que la demanda de combustibles líquidos, como gasolina y diésel, continúe siendo muy relevante en las próximas décadas. (Foto: AFP)

La apuesta de Shell por la transición a la movilidad eléctrica es clara, su objetivo es reducir la intensidad de carbono de su cartera y continuar trabajando para mejorar la eficiencia energética en sus operaciones. Recientemente, la compañía ha anunciado la ambición de convertirse en una empresa con cero emisiones netas para el año 2050 o antes, afirmó Rafael Segovia, Commercial Manager & NBD en Shell Perú.

“Como empresa global con presencia en más de 70 países, Shell está trabajando en todo el mundo para satisfacer las necesidades de los conductores de vehículos eléctricos: en el hogar, en el trabajo o en la carretera. Esto es parte de nuestro esfuerzo más amplio de hacer que la electricidad sea una parte importante de nuestro negocio, una que irá de la mano del petróleo, el gas y los productos químicos en el futuro”, sostuvo el ejecutivo a través de un comuniado.

Segovia dijo que este punto es importante de aclarar ya que “Shell espera que la demanda de combustibles líquidos, como gasolina y diésel, continúe siendo muy relevante en las próximas décadas a medida que aumente el número de vehículos”.

En noviembre de 2019, se dio un gran hito para Shell cuando junto con su socio estratégico Primax inauguraron el primer cargador público para autos eléctricos en una estación de servicios en la avenida Javier Prado.

“Cualquier persona con un auto eléctrico en el Perú puede pasar por esta estación de servicio y, en unos 20 minutos, cargar la batería de su automóvil hasta el 80% de su capacidad. Este proyecto es un buen ejemplo de por qué tenemos que trabajar juntos para hacer frente al cambio climático: la industria energética, la industria automovilística, los gobiernos y la sociedad”, destacó.

-Mercado en crecimiento-

Según un estudio de la consultora McKinsey, la velocidad, la disponibilidad y la seguridad de la infraestructura de recarga son los principales factores disuasivos para la compra de un vehículo eléctrico, después del precio y la distancia que se puede recorrer con una recarga. Por eso, a medida que aumente el número de vehículos eléctricos, será necesario desarrollar una red adecuada de infraestructura de recarga para garantizar que los clientes tengan acceso a una amplia gama de opciones de recarga.

“Esto incluye opciones de recarga regulares para hogares y empresas, pero también opciones de recarga más rápidas y potentes en las estaciones de servicio y otros lugares de acceso público”, dijo Segovia, quien brindará información respecto a su enfoque de negocio durante su participación en el congreso Electrotransporte Digital 2020 que se realizará los días 24 y 25 de septiembre.

El ejecutivo afirmó que hacer crecer el uso de vehículos eléctricos en el Perú depende de un esfuerzo conjunto del sector privado con el público. “Para el sector privado, se requieren incentivos del mercado más que ayuda a las empresas. El rol del sector privado es crucial porque de allí van a venir los avances en la tecnología y la infraestructura del vehículo eléctrico, que forman parte significativa para el desarrollo de este modo de transporte en nuestro país”, refirió

En ese sentido, el ejecutivo explicó que el transporte público es importante para introducir la movilidad eléctrica en el Perú y citó el ejemplo de Chile, donde han establecido un ambicioso proyecto de renovación de las unidades de buses del Transantiago hacia una flota totalmente eléctrica.

“¿Por qué no podemos hacer algo similar con nuestro transporte público? Imaginemos un metropolitano eléctrico con menos ruido y contaminación ambiental, mejorando, así, la calidad de vida de nuestros compatriotas”, dijo.

Existen varios ejemplos a nivel mundial sobre políticas de fomento, agregó Segovia.

“Algunos ejemplos concretos de Europa incluyen: exoneración del IGV y créditos fiscales para la compra de un vehículo eléctrico, el uso de carriles particulares, descuentos en peajes y parqueos, bono de compra y bono de chatarreo”, detalló.

“Latinoamérica tampoco se queda atrás. México, Argentina y Chile han establecido incentivos para este tipo de movilidad. Ecuador tiene un proyecto para que el transporte en las Islas Galápagos sea 100 % eléctrico, por la fragilidad ambiental del hábitat de las especies”, añadió.

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