Si la bioseguridad más allá del empleo de alcohol no era una tendencia en las 35,000 peluquerías que existen en el Perú, el covid-19 cambia esta situación. Ahora, estos negocios de la belleza deberán operar como un “auténtico quirófano”.
Así lo señaló la consultora de salones de belleza, Gabriela Bohl, tras explicar que los locales se verán obligados a redoblar sus medidas de salubridad. Y no solo porque el Estado lo establezca, sino también para mantener la confianza de sus clientes.
“Los estilistas se verán como médicos. Atrás quedará la idea de mostrar su estilo, sus cortes. Ahora ya están comprando batas desechables y deberán usar guantes, lentes, bolsas para los zapatos para los clientes y otros implementos”, comentó a Gestión.
Sin embargo, reconoció que tal esfuerzo representará un incremento en los gastos fijos, lo cual a su vez redundará en un aumento de tarifas.
“Si el cliente ve todos los cuidados en el salón, tendrá confianza y aceptará el precio”, anotó, tras estimar que el incremento sería de entre 10% y 20%.
En algunos casos, dijo, toda la inversión que los salones destinaban a la mejora de la experiencia (decoración, piqueos y bebidas de cortesía) será traslado a la bioseguridad.
Otras medidas serían la reducción del aforo y la atención por citas. Y aunque solo el 5% de salones ha logrado operar bajo un sistema de reservas, ahora sería una alternativa mejor recibida por los clientes.
Si bien los estilistas tienen ciertas nociones de bioseguridad, Bohl afirmó que estos emprendedores están a la espera de protocolos de operación claros por parte del Ministerio de Salud y otras entidades sanitarias para el momento de reapertura.
¿Lealtad virtual?
En estas semanas de cuarentena, la especialista en salones de belleza refirió que muchos estilistas vienen atendiendo las inquietudes de sus clientes de manera online para mantener la lealtad. Sin embargo, tal medida podría ser un arma de doble fijo.
Y es que, aunque los clientes se mostrarán agradecidos por la asesoría online para la aplicación de un tinte o un corte de cabello, también algunos podrían asumir que ya no requerirán los servicios profesionales de belleza en el futuro.
“Los estilistas están en una encrucijada, deben asesorar a clientes en la compra de tintes y otros productos, mandándolos a farmacias o supermercados, que antes eran vistos como sus enemigos. Y luego, de 10 clientes, cinco pueden irse”, anotó.
Otro efecto sería el desabastecimiento de productos para salones de belleza, como en Estados Unidos, donde la compra por parte de los clientes de estos negocios ha reducido los stocks en los centros de venta.
Del salón al hogar
De la cifra aproximada de 35,000 salones de belleza en Perú, Bohl estima que el 80% son pequeños negocios. Y ante el cierre de los locales por la cuarentena para contener el covid-19, muchos estarían en riesgo de desaparecer.
“Son negocios que pagan entre US$ 400 y US$ 500 por alquiler. Además, tienen la presión por el pago a sus ayudantes, entonces preferirían cerrar mientras la situación mejore”, anotó.
En ese caso, indicó que los dueños de estos negocios apostarían por el servicio a domicilio, trasladando el gasto del alquiler a la compra de insumos de biodseguridad.
Comité
Entre otros cambios, la pandemia del covid-19 está llevando a que muchos salones de belleza se organicen y empiecen a conformar un comité respaldado por L'Oréal, Revlon y Wella para tener cierta representación ante el Gobierno, señaló Bohl.
Añadió que este grupo busca que las peluquerías no sean dejadas para la última fase de reapertura comercial, sino que puedan también tener cierta prioridad con todas las medidas de salubridad.