Por Chris Bryant
Si el director general de BMW AG tiene un defecto es que carece de confianza y no es el gran empresario. Son críticas que nadie ha usado para describir a la heredera Paris Hilton.
BMW invitó a Hilton y a un montón de otros "influenciadores" a Munich la semana pasada para ayudar a promover una serie de modelos eléctricos y autónomos, un área en la que se percibe que BMW está rezagado (una percepción algo injusta en mi opinión). Si le objetivo de la visita era mostrar que el cauteloso y reflexivo Krueger es tan agresivo y ambicioso como Elon Musk de Tesla, parece que el intento falló. El viernes, Krueger confirmó que no pretende continuar un segundo término cuando su contrate expire el próximo año.
La noticia no es tan sorpresiva y no debería preocupar mucho a los inversionistas. Bloomberg News informó el mes pasado que había duda sobre el futuro del director de BMW y en ese entonces escribí sobre por qué Krueger ha sufrido. Hay varios candidatos internamente que podrían remplazarlo, como el director de desarrollo Klaus Froehlich y el director de producción Oliver Zipse.
No obstante, la decisión de Krueger muestra lo difícil que es para los fabricantes automotriz mantener contentos a sus accionistas en una era de agitación tecnológica en la industria. Sus pares y rivales no sentirán mucha satisfacción con su prematura partida.
La rentabilidad de BMW y su precio de acción se han rezagado últimamente debido a una gran cantidad de desafíos, y la mayoría están fuera del control del director. La compañía se ha rezagado por tensiones comerciales globales, el fin del diésel, las nuevas regulaciones sobre las emisiones de carbono y las disposiciones antimonopolio.
En tiempos como estos, el carisma ayuda a convencer a empleados e inversionistas de que un futuro mejor se divisa en el horizonte. Infortunadamente, desde que se desmayó en un escenario en 2015, Krueger ha sido cuestionado sobre si puede con el cargo. Los prudentes diseños de algunos recientes modelos de BMW dieron fe de esta tímida impresión.
Aunque Krueger ha recibido buenas compensaciones, es difícil envidiarlo. Los fabricantes automotriz que no invierten en vehículos eléctricos se les critica por no estar a la vanguardia. Sin embargo, los proyectos de vehículos eléctricos aún no generan mucho dinero y el alto gasto en estas tecnologías perjudica el flujo de caja. Nunca se gana con los accionistas.
Lejos era el caso que Krueger estuviera escondido y quieto: la colaboración entre BMW y su gran rival Daimler AG sobre servicios de movilidad y conducción autónoma demostró que estaba dispuesto a dar pasos radicales. No fue suficiente, pero las cosas no serán más fáciles para su sucesor.