Sam Fazeli
Las vacunas son una herramienta crucial en la lucha contra el COVID-19, por lo que es una gran noticia que el Reino Unido se haya convertido el martes en el primer país en comenzar las inoculaciones masivas con una nueva inyección desarrollada por Pfizer Inc. y BioNTech SE. Esta vacuna y otra desarrollada por Moderna Inc. se aprobarán pronto en Estados Unidos y hay un puñado de vacunas adicionales en camino. Pero incluso si son tan efectivas en el mundo real como muestran los ensayos clínicos, no pueden cambiar el curso de la pandemia de la noche a la mañana y es posible que no puedan detener completamente la propagación del virus. Necesitamos refuerzos.
Las vacunas contra el COVID-19 tardarán meses en llegar a un porcentaje lo suficientemente grande de la población como para crear una “inmunidad colectiva”, y eso supone que se ganen la confianza de la población y que los programas de vacunación se desarrollen sin problemas. La fabricación de dosis suficientes puede no ser tan fácil como se piensa en varios países. También hay preguntas sobre cuánto puede durar la inmunidad al COVID-19. Y las vacunas pueden ser un recurso insuficiente en personas muy débiles o de edad avanzada, especialmente en aquellas con afecciones preexistentes. Lo peor de todo es que el virus puede mutar y eludir a nuestras vacunas y comenzar a reinfectar a las personas. Esa es una de las razones por las que los funcionarios de salud pública han pedido un distanciamiento social continuo y el uso de tapabocas, incluso después de que los programas de vacunación se hayan implementado completamente.
Debido a que las vacunas no son una panacea y al principio no estarán ampliamente disponibles, los tratamientos contra el COVID-19, los medicamentos que reducen las hospitalizaciones y las muertes, e incluso ayudan a prevenir el virus, se tornan igualmente importantes en la lucha contra la pandemia. Cuanto más fáciles sean de tomar, mejor. La buena noticia es que hay varias terapias prometedoras en uso y más en desarrollo. Pero las principales herramientas que podrían cambiar el curso de la pandemia aún están a meses de distancia. Así es como están las cosas.
Hasta la fecha, las compañías y los médicos han tenido algo de éxito en su búsqueda de terapias. Por ejemplo, se ha demostrado que el remdesivir de Gilead Sciences Inc., el baricitinib de Eli Lilly & Co. y el esteroide genérico dexametasona reducen las estadías en el hospital y mejoran la velocidad de recuperación. La dexametasona también parece reducir el riesgo de muerte. Otro nuevo grupo de terapias llamadas anticuerpos monoclonales, que imitan la respuesta del cuerpo a la infección, han funcionado relativamente bien en reducir las hospitalizaciones en pacientes de alto riesgo.
Hasta ahora, dos de estos tratamientos, uno de Lilly y otro de Regeneron Pharmaceuticals Inc., han sido aprobados para su uso, aunque, como ha escrito mi colega Max Nisen, hay algunas preguntas sobre la terapia de Lilly y la mejor manera de usarla. Además, ambos medicamentos requieren infusiones intravenosas supervisadas por un médico y pueden ser efectivos solo durante unos meses, lo que podría ser una carga para los sistemas de salud debido a las visitas recurrentes al médico para su administración.
Pese a sus logros, estos medicamentos no cumplen con todos los requerimientos necesarios para combatir la enfermedad y prevenir las hospitalizaciones, es decir, que sean antivirales orales que atacan la capacidad del virus para copiarse o anticuerpos de larga duración que pueden usarse como método preventivo viable en personas que no pueden usar o no responden a las vacunas. Estos tratamientos están en curso, pero están en etapas iniciales de desarrollo, por lo que debemos esperar. Sin embargo, hay progreso.
AstraZeneca Plc está trabajando en un cóctel de infusión de dos anticuerpos que pueden ser efectivos durante seis meses a un año y que ha sido diseñado para reducir el riesgo de que el tratamiento empeore la enfermedad. Los datos iniciales se esperan para el primer semestre de 2021. También está Vir Biotechnology Inc. que, en colaboración con GlaxoSmithKline Plc, está desarrollando dos anticuerpos con el potencial para tener una larga durabilidad. Vir también ha diseñado uno de los anticuerpos de una manera que podría dejar una “memoria” inmune como una vacuna. El primer anticuerpo está en un ensayo de etapa avanza y se espera tener datos durante el primer trimestre, mientras que el segundo aún no ha empezado la fase de ensayos.
Lo que realmente intensificaría nuestros esfuerzos para combatir la pandemia es un medicamento antivírico oral seguro, y Merck & Co. y Pfizer están en plena búsqueda. Estos son medicamentos diseñados para interferir con la capacidad del virus para hacer copias de sí mismo, y funcionan de manera muy similar a los exitosos medicamentos contra el VIH y el VHC. Pero, al igual que las vacunas y los anticuerpos, debemos vigilar de cerca el virus y evaluar cualquier mutación que inactive los medicamentos. Tanto las terapias contra el VIH como el VHC usan cócteles de medicamentos exactamente por esta razón. Se espera que Merck y su socio Ridgeback Therapeutics publiquen datos de un pequeño ensayo de fase II de su medicamento, molnupiravir, antes de fin de año, mientras que los resultados de los ensayos de fase III de mayor tamaño se conocerán en el 2021, partiendo por los de Merck en la primera mitad del año.
A medida que redoblamos la inmensa maquinaria que se requiere para vacunar a la población mundial contra el coronavirus, seguiremos necesitando medicamentos. Si bien el arsenal de tratamientos ha crecido, estoy mucho más entusiasmado con lo que está en el horizonte.