La compañía aérea Air India regresó a manos de sus fundadores tras haber sido nacionalizada por el gobierno indio en los años 1950 y haber lastrado las finanzas públicas del país por las grandes dificultades financieras a las que se enfrentó.
Tata, un extenso conglomerado familiar cuyas actividades van del té a los programas de computación pasando por la producción de acero y vehículos, vuelve a estar al frente de Air India tras cerrar un acuerdo en octubre por 180,000 millones de rupias (US$ 2,400 millones).
El 31 de agosto del 2021, la empresa tenía acumulada una deuda de 615,620 millones de rupias.
Según el acuerdo firmado en octubre, Tata se comprometió a asumir aproximadamente una cuarta parte de esta deuda, es decir, 153,000 millones de rupias, mientras que el resto se transferirá a una entidad jurídica específica.
Para Tata, la compra forma parte de un ambicioso programa.
El conglomerado, que posee el 51% de la aerolínea india Vistara -Singapur Airlines tiene el 49% restante- y una participación de 84% en AirAsia India, intentará ahora unirlas.
En enero del 2020, tras el fracaso de una primera tentativa de privatización, el gobierno indio anunció que buscaba un comprador para la empresa aérea ante la mala situación financiera en la que se encontraba.
Desde el 2009, el Estado gastó cerca de US$ 15,000 millones para apoyar a la compañía, en dificultades antes la competencia de las compañías del Golfo y de aerolíneas de bajo coste.
Air India tiene dispone de una flota de unos 120 aviones, así como de 4,400 franjas horarias semanales para operar en aeropuertos nacionales y 1,800 en los extranjeros. La aerolínea realiza el 50% de los vuelos internacionales desde la India.
Air India, anteriormente llamada Tata Air, fue fundada en 1932. El gobierno la nacionalizó en los años cincuenta.