Ant Group, la tecnofinanciera del gigante chino del comercio electrónico Alibaba, vio este martes truncada su salida a bolsa, que iba a ser la mayor de la historia, tan solo dos días antes del debut tras una reunión de última hora de sus directivos con los reguladores y un cambio de normativa en el sector.
Establecida formalmente hace tan solo seis años y valorada en casi US$ 314,000 millones según el folleto informativo de su oferta pública de acciones, Ant es la operadora de Alipay, la principal plataforma de pagos electrónicos del país.
Pero no son los pagos sino los créditos, sector hacia el que la firma ha virado en los dos últimos años, lo que ha atraído la atención de las autoridades chinas, que finalmente optaron por suspender su salida a bolsa en Shanghái.
Ant iba a protagonizar la primera salida a bolsa simultánea de una empresa privada en Shanghái y en Hong Kong, donde la empresa decidió parar también la operación en vista de la suspensión por parte del mercado shanghainés.
La empresa, centrada principalmente en el mercado chino, había atraído un interés récord por parte de los inversores. La pregunta es: ¿qué hace de Ant una compañía tan valiosa?
Alipay, un gigante digital
En su presentación a los inversores en la Bolsa de Hong Kong, Ant se mostró como “la compañía matriz de la mayor plataforma de pagos digitales de China, Alipay”.
Aunque el nacimiento formal de la compañía data del 2014, Alipay ya operaba pagos electrónicos desde diez años atrás, y en el 2009 lanzó su aplicación móvil, omnipresente en el gigante asiático con más de 1,000 millones de usuarios y 80 millones de negocios afiliados.
La ‘app’ registró el 54.4% de los pagos móviles efectuados en China en el 2019, seguida de su principal rival, Tenpay -desarrollada por Tencent y utilizada principalmente a través de WeChat, el “WhatsApp chino”-, en un sector en el que se movieron 226.1 billones de yuanes (US$ 33.69 billones, 28.,69 billones de euros) en transacciones el año pasado.
Esta cifra, según la consultora iResearch, podría prácticamente duplicarse de aquí a cinco años. Y es que en el día a día de los chinos ya es mucho más común efectuar pagos mediante estas aplicaciones que en efectivo.
Al carecer de una red social detrás como sí hace WeChat, buena parte del éxito de Alipay se debe a que es el método estándar de pago en Taobao, el popular portal de comercio electrónico minorista de Alibaba, compañía que posee un 33% de su capital social y cuyo fundador y expresidente, Jack Ma, es accionista mayoritario de Ant al controlar un 50.5% de sus títulos.
En el 2019, la ‘fintech’ facturó 51,905 millones de yuanes (US$ 7,731 millones, 6,586 millones de euros) derivados de estos negocios, una cifra que, pese a haberse expandido hasta un 44.6% en tan solo dos años supone una porción cada vez menor de sus ingresos: si en el 2017 suponían el 54.9%, a finales de junio del 2020 esta cifra había caído hasta 35.9%.
Apuesta por los créditos
¿Qué quiere decir esto? Que Alipay está llevando a cabo una agresiva estrategia de diversificación de sus fuentes de ingresos que le ha llevado a convertirse también en una importante plataforma de inversión o de seguros gracias a sus alianzas con importantes empresas del sector, que le permiten ofrecer todos estos servicios en una sola ‘app’.
Sin embargo, en el sector en el que más está creciendo Ant es en el de los préstamos: según su folleto informativo, es el mayor proveedor virtual de créditos al consumo y a pymes del país, centrándose en “la demanda insatisfecha de los consumidores y pequeños negocios desatendidos en China”.
Allí donde un banco no esté dispuesto a conceder un crédito a un particular o un pequeño negocio, sí está Alipay. La empresa se ve como los “capilares” que complementan a las “arterias” del sistema financiero, representadas por los grandes bancos tradicionales.
Según el diario hongkonés South China Morning Post, también propiedad de Alibaba, solo se tardan tres minutos en procesar una solicitud de préstamo a través de su plataforma y tan solo un segundo en transferir los fondos, sin intervención humana.
Para entender el éxito de Ant en el sector basta con explicar que su facturación derivada de los préstamos ha aumentado 159% en dos años y que el peso sobre el total ha pasado de ser un 24.8% en el 2017 a 39.4% a finales de junio, situándose ya como su principal fuente de ingresos.
Es precisamente este fenómeno, sumado a unas críticas públicas de Ma -una figura de gran notoriedad al tratarse de la persona más rica de China-, lo que parece haber llevado a las autoridades chinas, cuya estrategia pasa por reducir riesgos en el sistema financiero y por regular las ‘fintech’, a suspender a última hora la salida a bolsa de Ant.
Para el futuro
Alipay, como otras “superaplicaciones” chinas, actúa como intermediario en infinidad de servicios desde pedidos a domicilio de comida o de medicinas a compra de entradas de cine o de billetes de avión, pasando por pagos de impuestos y facturas o la solicitud de cita en un hospital.
Sin embargo, su gran debe es que es una empresa totalmente orientada al mercado chino, generando menos de 5% de sus ingresos fuera de las fronteras del país, y estos se originan principalmente en los servicios de pagos digitales transfronterizos.
Precisamente en este tipo de negocios es donde Ant había prometido invertir un 40% de lo conseguido con su salida a bolsa, que había sido cifrada en unos US$ 34,500 millones (29,616 millones de euros).
Más allá de la posible expansión internacional, centrada en ofrecer pagos con Alipay a los chinos que viajan fuera del país o en permitir a los extranjeros que empleen la plataforma para comprar productos en portales chinos, Ant ya lleva tiempo con otros negocios entre ceja y ceja.
De cara al futuro a medio plazo, la compañía está desarrollando un negocio de tecnologías ‘blockchain’ llamado Antchain y también tiene planes para ayudar a más de 40 millones de comerciantes a emprender el camino de la digitalización.
Tras la suspensión de su salida a bolsa en Shanghái por parte de las autoridades y la anulación de la operación en Hong Kong por la empresa, queda por ver qué ocurrirá con Ant, una compañía prometedora de la que algunos analistas aseguraban que no iba a tardar en situarse entre las diez mayores del mundo con una valoración superior a los US$ 500,000 millones.