La última semana el INEI reveló las cifras del empleo en Lima Metropolitana y el panorama fue deprimente. Así, se conoció que 2.6 millones de personas perdieron su empleo en el trimestre abril-mayo-junio, lo que representa una caída de 55.1% respecto a similar periodo del 2019.
Al desagregar por sexo, se observa que 1 millón 429 mil 200 hombres perdieron su puesto de trabajo (-53.6%) y también lo hicieron 1 millón 269 mil 900 mujeres (-56.9%), todo esto, es un escenario marcado por la pandemia del COVID-19.
Respecto a esta última cifra, la profesora de la Pacífico Business School y especialista en género, Natalia Manso, señala que ahora se abre un panorama complicado respecto a la inserción laboral femenina, pues detrás de cada una de ellas, existen diversas limitantes.
El primer caso se da en las mujeres que son madres. Según precisó, hasta antes de la llegada de pandemia, las mujeres que trabajan podían dejar a sus hijos al cuidado de los centros infantiles, los cuales ahora por la crisis han tenido que cerrar.
Detalla que aquellas mujeres que perdieron su empleo y buscan encontrar uno nuevo, encuentran una dificultad: dónde dejar a sus hijos mientras buscan el puesto de trabajo. Y, de encontrarlo, ahora deberán cuidarlos dentro de la casa debido a que se encuentran bajo el trabajo remoto. Incluso, cuando vuelvan al trabajo en oficina, vuelve la barrera de dónde pueden dejar a sus pequeños.
“Lo que cambia respecto a la situación previa de la pandemia es la carga de lo que llamamos el trabajo no remunerado, es decir, aquel que tiene que ver con el cuidado de la casa, de los niños, de las personas mayores, que es un trabajo silencioso, no remunerativo, pero que es fundamental más que nunca porque tenemos una cuarentena que limita la movilidad. Ahí es donde empiezan a perfilarse las diferencias”, dijo.
Precisó que las mujeres, además de haber perdido el trabajo, durante esta cuarentena han tenido una mayor carga laboral en casa. Detalla que durante la cuarentena, las mujeres le dedicaron al hogar 9 horas y 35 minutos, tiempo mayor respecto a los hombres que le dedicaron 6 horas y 12 minutos, de acuerdo con una encuesta elaborada por Gender Lab.
La misma encuesta señala que el 40% de las mujeres dijo sentirse angustiada por no poder concentrarse en el trabajo por toda la carga que tienen del cuidado del hogar.
“Uno de los indicadores para ver de dónde viene la carga de trabajo doméstico adicional durante la cuarentena tiene que ver con el hecho de que los niños ahora se están educando desde la casa. Un estudio respecto al programa “Aprendo en Casa”, denota que en promedio, las personas que están monitoreando el proceso de aprendizaje de los niños desde casa, viene por la mamá en un 55% y por los papás en 13%. El resto es por apoyo del hermano o un familiar”, sostuvo.
Agrega que en muchos casos, los hogares donde viven los niños no tienen acceso a internet, por lo cual no están estudiando y es allí en donde entra la labor de las madres al tener que ocuparlos en alguna actividad productiva.
“Esta es una limitante muy fuerte a la hora de que se quieran volver a insertar en el mercado laboral, porque en principio, no van a ver clases en todo el año y tampoco el gobierno se ha pronunciado respecto a cuándo empezarán las clases en el año 2021”, dijo.
Mujeres jóvenes y sin hijos
La docente señala que en un segundo caso se puede observar el desempleo en las mujeres que no tienen hijos. En este caso indicó que el cuidado tiene que ver con adultos mayores o con personas dependientes.
Señaló que un informe de la Defensoría del Pueblo analizó cómo recaía el trabajo doméstico entre hombres y mujeres, así como entre niños y niñas, cuyo resultado fue que las niñas ya desde los 12 años invierten el doble de tiempo que los niños en apoyar en las tareas del hogar.
“Entonces, independientemente de que se tengan hijos o no, se exige a las mujeres más horas dedicadas a la casa. Esto quita tiempo para estudiar y para trabajar. En el ámbito rural es más marcado porque a las niñas se les exige más dedicación a la casa, a la chacra, a todo lo que es la actividad de la casa y de los negocios vinculados a la economía familiar. Entonces ya desde muy chiquita hay un desbalance”, sostuvo.
Precisó que la población joven es la que más está sufriendo con el desempleo, y dentro de ellas las mujeres. Además, cuanto menos grado de estudios se pueda alcanzar, el desempleo es aún mayor.
En efecto, el mismo reporte del INEI sobre la situación del mercado laboral en Lima Metropolitana revela que el empleo en las personas que solo contaban con primaria cayó 64%, en tanto el desempleo alcanzó en menor medida a quienes contaban con secundaria (-59.7%), estudios técnicos (-53.8%) y educación superior universitaria (-45.1%).
De igual manera, destacó el hecho de que no se haya entregado un bono a aquellas mujeres, madres o no, que tienen un trabajo doméstico.
Señaló que la última monetización realizada sobre el trabajo no remunerado en el Perú, arrojaba una cifra de que si todo este trabajo se pagara ello equivaldría al 20% de Producto Bruto Interno (PBI) nacional.
“Es decir, es un trabajo que tiene un valor económico y de alguna manera, dentro del programa de inyección de liquidez a las familias, habría que reconocer esta labor adicional que están haciendo las mujeres y que parece que pasa desapercibida”, apuntó.
Factor violencia
Manso señala que un factor importante en esta situación es la violencia hacia la mujer que se ha reportado durante la cuarentena.
De acuerdo con declaraciones de la titular del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp), Gloria Montenegro, al término de la cuarentena (30 de junio), se reportaron 30 feminicidios y 200 tentativas de feminicidio.
“Sabemos que la violencia se ha incrementado, por lo tanto, es otro componente adicional que dificulta que la mujer vuelva al trabajo, porque está con una presión psicológica de maltrato físico mayor”, dijo.