La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, urgió a modernizar el sistema internacional de pagos ante los enormes retos que enfrenta, entre ellos el riesgo de “fragmentación en bloques” agudizado por la guerra en Ucrania.
En una conferencia en Zurich sobre el sistema monetario internacional organizada por el Banco Nacional de Suiza, destacó, ante el nuevo contexto digital, la importancia de adaptarse para asegurar que el sistema de pagos “sea estable, eficiente e inclusivo”.
Para Georgieva, uno de los principales problemas es el elevado costo de las remesas, que cifró en una media de 6.3%, algo que afecta especialmente a los hogares de menos recursos.
Por otro, remarcó el riesgo de fragmentación por “diversas tecnologías, estándares y fuerzas geopolíticas”.
Este problema se ha agudizado, subrayó con la invasión rusa de Ucrania, que ha aumentado las posibilidades de “una nueva Guerra Fría”, en la que algunos países pueden “considerar sistemas de pagos paralelos o inconexos para mitigar potenciales sanciones económicas”.
“Estos ‘bloques de pagos’ solo empeorarían el impacto de los ‘bloques económicos’, creando nuevas ineficiencias e imponiendo nuevos costes”, afirmó Georgieva.
El repliegue de los países va más allá de las sanciones implementadas por Occidente contra Rusia por su invasión de Ucrania y se enmarca en un patrón de progresiva divergencia comercial entre el bloque de las democracias, compuesto entre otros por Estados Unidos, Europa y Japón; y el de los regímenes autoritarios, en el que se encuentran Rusia y China.
La guerra en Ucrania y la alta inflación llevaron al FMI a rebajar en abril sus previsiones de crecimiento de la economía mundial para el 2022, hasta situarla en 3.6%, frente al 4.4% que pronosticó en enero pasado.