Debido que las anomalías climatológicas se disipan y hay una relativa estabilidad política y social, el BBVA Research ajustó al alza sus proyecciones para la economía peruana, anticipando un “rebote” de 2.7% este año, por encima de la estimación de diciembre 2023 (2%). Para el 2025, si bien las cifras serían positivas, tampoco se superaría el 3%.
Francisco Grippa, economista principal de BBVA Research en Perú, remarcó que el principal factor del cambio en la proyección de crecimiento para este año es el despliegue más benigno de El Niño costero, que en lo que va de 2024 ha generado condiciones cálidas de magnitud entre débil y moderada, menor a la que se anticipaba hace tres meses.
“Sabemos que El Niño está presente por las condiciones cálidas, pero también ha ido disminuyendo, en este momento tenemos una intensidad de anomalías climatológicas entre débil y moderada”, apuntó.
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Después de la caída del 0.55% en el Producto Bruto Interno (PBI) el año pasado, Grippa señaló que el escenario al comienzo de 2024 parece ser más alentador, ya que los indicadores disponibles indican una mejora en el gasto.
Según sus proyecciones del Índice de Big Data, el consumo privado habría logrado un crecimiento de 5.1% interanual en el primer bimestre (enero-febrero).
Destacó que a medida que El Niño retrocede, la confianza empresarial muestra signos de mejora. En febrero, la percepción de las empresas respecto a la economía peruana a corto plazo, así lo muestran los resultados de la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
De acuerdo con la encuesta del BCRP, las expectativas de la economía para los próximos tres meses aumentaron de 43.8 a 47.2 puntos, pero aún por debajo de los 50 puntos que se requieren para que se consideren en el tramo optimista.
En cuanto al ámbito internacional, BBVA Research prevé que el entorno global continuará respaldando la economía peruana. Entre estos factores, se destaca el crecimiento moderado de los principales socios comerciales, como Estados Unidos y China.
“Nosotros estamos siendo relativamente conservadores, sobre todo, con el crecimiento del 2024, porque no pensamos que habrá una mejora tan marcada en la inversión privada, el cual estimamos de 1.5% a 2%”, puntualizó.
Por sectores
El BBVA Research en su informe indicó que en el 2024 destacará la recuperación de la actividad pesquera y el “rebote” de los rubros no primarios.
Grippa manifestó que habrá una recuperación de los desembarques de anchoveta, que fueron afectados el año pasado por las adversas condiciones climatológicas. Incidirá positivamente en la elaboración de harina y aceite de pescado (rama de la manufactura primaria).
En cuanto a la minería, el economista sostuvo que existirá una moderación del crecimiento debido al menor impulso de Quellaveco. Aún seguirá mostrando tasas de aumento interesantes por la normalización de producción de algunas minas afectadas en 2023 ante la convulsión política y social.
Sobre construcción, señaló que habrá una recuperación de la inversión pública a nivel subnacional, mejores condiciones para la autoconstrucción (menor inflación, menores costos de materiales, se disipa el riesgo de El Niño).
Proyecciones para el 2025
Sin embargo, el panorama será menor al previsto inicialmente para el 2025 tras la disipación de El Niño y con tasas de interés en niveles bajos. Francisco Grippa mencionó que cambiaron su proyección de la economía peruana de 3.5% a 2.9%.
“La estimación será menor porque si tenemos un choque de oferta del fenómeno El Niño más débil en el 2024, entonces, el rebote en el 2025 también debería ser moderado”, dijo.
Déficit fiscal
Con respecto al déficit fiscal, Grippa comentó que, tras alcanzar un nivel equivalente a 2.8% del PBI en 2023, este año disminuirá, pero aún así no se cumplirá la meta del 2% del PBI.
“Con el rebote de la economía peruana que se anticipa para este año, la recaudación mejorará y el déficit fiscal disminuirá. Estimamos que cerrará 2024 alrededor de 2.3% del PBI”, precisó.
En ese escenario, la política fiscal se orientará en adelante a ordenar las finanzas públicas, reduciendo el déficit y buscando acercarlo a los topes establecidos.
Dejará así a la política monetaria la tarea de apoyar la recuperación de la actividad en el corto plazo. “En ese contexto, los déficits fiscales tenderán en los próximos años a un nivel equivalente a 2% del PIB, con lo que la deuda pública bruta no superaría el 36% del producto a fines del horizonte de previsión (2029)”, argumentó.