Racionar para resolver. Juan Pablo Ventura, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aseguró que la problemática de la informalidad en el Perú, al igual que en varios países de Latinoamérica, exige esfuerzos en el manejo de las directivas y no solo en la acumulación de las mismas. En esa línea, sostuvo que es esencial identificar áreas para simplificar la ejecución de medidas económicas, institucionales y culturales.
El especialista brindó sus perspectivas durante un reciente foro de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) —Informalidad vs. competitividad: un camino hacia el progreso sostenible—. También aprovechó este espacio para señalar que la percepción sobre la falta de capacidad del Estado agudiza el fracaso de las regulaciones.
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Áreas de trabajo
Para abordar el tema, Ventura cuestionó si lo que recomiendan en el Primer Mundo es aplicable al Perú y a sus vecinos. Invitó, por tanto, a revisar el pensamiento que hay detrás: “¿Por qué a las personas les conviene formalizarse y por qué al Estado le conviene la economía formal?”, planteó.
Inmediatamente mencionó que con la formalización es más sencillo montar sistemas sistemas de protección social y mejorar el capital humano. Recordó que los dirigentes ya saben que la informalidad es una dinámica compleja: lo que requieren es una mayor armonía al momento de distribuir las soluciones. Ante este panorama, distinguió cuatro territorios de trabajo.
El primero tiene que ver con la adecuación de los marcos regulatorios. Manifestó al respecto su preocupación por la cantidad de “normas muy desconectadas, muchas veces contradictorias entre sí”. Este desorden conlleva, bajo su análisis, a que sea muy difícil ser empresario en el continente latinoamericano.
Después se enfocó en la facilidad tecnológica que les falta a las empresas para acceder a la formalidad. “Un uso de transformación digital, un uso de TICS. Que ser formal sea mucho más fácil, que no tome tanto tiempo y que las regulaciones no sean tan caras”, detalló.
En tercer lugar, subrayó la obligación de vincular la formalización con los niveles de productividad. Aclaró que existe una brecha entre productividad y las condiciones que podrían favorecer el desempeño.
Finalmente, consideró el factor dinero. “Hacer todo esto requiere recursos. Ya para las formales el acceso al financiamiento es complicado; para una empresa informal prácticamente el acceso está vetado. Esas empresas están fuera del sistema financiero”, acotó.
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Enfoque holístico
La mirada del experto coincidió con la conclusión de Paula Garda, miembro del departamento de Economía de la OCDE. Ella determinó la necesidad de un enfoque adaptado a las particularidades del país: “No existe una única bala de plata para solucionar la informalidad”, dijo.
Advirtió, entonces, el menester de un estudio holístico; es decir, que abarque diferentes aristas. Entre ellas figuran tareas para batallar contra la debilidad de las instituciones y de la fiscalización; la baja calidad de la educación; el menudo nivel de productividad empresarial; el complejo sistema tributario; y la forma en que está diseñado el sistema de protección social.
Su observación sobre un pensamiento generalizado y dañino, además, converge con la de Ventura: “Hay una cultura de falta de respeto por la ley y el orden”, sustentó.
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