El 2023 inició con un entorno muy complicado para la actividad económica. Por un lado las protestas sociales en el sur y en Lima en enero, mientras que en febrero y marzo las lluvias provocadas por el ciclón Yaku y un probable Fenómeno El Niño costero en el norte, impactaron directamente en el resultado del producto bruto interno (PBI) del primer trimestre, pues cayó en 0.43%.
BBVA Research afirmó que no se observaba una contracción trimestral del PBI peruano desde la época más crítica de la pandemia, pues la última vez que se dio fue en el cuarto trimestre del 2020 con una tasa de -1.5%.
La entidad financiera refirió que el componente no primario del PBI fue el más afectado y se contrajo 1.5% entre enero y marzo, mientras que el conjunto de actividades primarias alcanzó a crecer 4.3% aunque con un comportamiento heterogéneo a su interior, con la minería avanzando algo por encima del 3% debido al aporte de la unidad cuprífera Quellaveco y a una base de comparación favorable.
Sectores en problemas
Dentro de las actividades no primarias, hay dos sectores que fueron los más afectados por las situaciones descritas e influyeron directamente en el resultado del debilitado PBI peruano: la construcción y la industria. Ambos son relevantes por el peso que tienen en la estructura de la medición del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
En el caso de la construcción se observó que en el primer trimestre acumuló una caída de 11.48%, ya que en enero, febrero y marzo tuvo contracciones superiores a 10.2% (ver tabla). Según el INEI, este resultado se debe al impacto directo tanto de las lluvias como de las protestas sociales.
En enero, febrero y marzo, el reporte del INEI señala que uno los indicadores claves de la construcción, como es el consumo interno de cemento, se afectó por la menor actividad constructora del sector privado y de autoconstrucción, en zonas perjudicadas por lluvias y protestas sociales.
“El tema de construcción también refleja esa alta incertidumbre política, que lleva a los empresarios a que posterguen decisiones de inversión. De otro lado, también se vio afectada por un muy buen dinamismo de la autoconstrucción los dos años después de la pandemia y ahora tenemos un efecto estadístico de caída por la normalización de esta actividad”, explicó el economista jefe de Credicorp Capital, Daniel Velandia.
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Industria en problemas
La industria es el otro sector que más influyó en la caída del primer trimestre. El resultado negativo se reflejó en la manufactura no primaria, que se contrajo en 6.45% en dicho periodo. Dicho sector está directamente ligado a la demanda interna, tanto al consumo privado, que se desaceleró entre enero y marzo, como a la inversión privada.
Según Velandia, no solo las protestas y lluvias dañaron a la industria peruana sino también la incertidumbre política interna, que viene generando menor inversión privada, y la desaceleración del consumo privado. Esto se refleja en los componentes de bienes de capital y de consumo dentro de la industria manufacturera.
En efecto, la fabricación de bienes de capital cayó un 12% en el primer trimestre, mientras que la de bienes de consumo se contrajo en 5.8%.
Si se toma en cuenta la relación de la manufactura no primaria con la demanda, el panorama en el muy corto plazo seguiría débil, pues el índice big data de consumo de BBVA Research, que mide el consumo de familias con tarjetas de crédito y débito, descendió en 2.5% en abril, mientras que el correspondiente a inversión cayó en 0.1% en el mismo mes.
Luego de que en marzo el PBI creciera apenas 0.22%, por el impulso de la minería y afectada nuevamente por la construcción y la industria, los indicadores disponibles apuntan, en el balance, a una recuperación moderada en abril.
Las proyecciones para el año se mantienen en un crecimiento menor a 2%, con el resultado ya cerrado del primer trimestre.
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