El ingreso de las aerolíneas low cost al Perú, hace cuatro años, significó una dura competencia por pasajeros para las empresas de transporte interprovincial que ya luchaban desde esos años contra los buses informales. Solo en el 2019, se calculó que unas 600,000 mil personas optaron por viajar en avión y ya no por vía terrestre.
La llegada de la pandemia en el 2020 fue otro golpe para los transportistas del cual un poco más de la mitad pudo salir. A octubre de este año, además, el transporte interprovincial de pasajeros logró movilizar solo a 45′421,340 personas (811,000 viajes), una recuperación al 60% respecto a los niveles prepandemia.
Entre los factores que limitan su arranque es el aforo y los requisitos fitosanitarios, los que fueron eliminados para el transporte aéreo mucho antes. De hecho, aunque el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) anunció a mediados de octubre último que los buses podrían viajar con los asientos llenos al 100%, las empresas no aplican aún la medida pues no ha sido oficializada.
Así, pese a una competencia adversa -a la que se le suma la mayor presencia de buses informales-, las empresas de transporte interprovincial continuarán apostando por inversiones para la ampliación de terminales como una de sus estrategias para fidelizar a sus pasajeros.
Aunque no precisó los montos de inversión que se proyectan, Martín Ojeda, gerente de la Asociación de Propietarios de Ómnibus Interprovinciales del Perú (Cotrap-Apoip) -conformada por empresas como Tepsa, Ittsa, Línea, Flores, Cruz del Sur, Civa, Oltursa y Móvil Bus-, señaló que se ubicarían en Lima y luego, se descentralizarían.
“Queremos evitar la atomización y por eso vamos a apostar por terminales más grandes primero en Lima, que sería nuestro punto de quiebre para luego solucionar el problema en otras regiones del país. Hay un primer terminal (Marco Polo) en el distrito de San Martín de Porres construido e insistiremos que se reabra (la municipalidad lo clausuró). También se proyecta otro en La Victoria. Lo que buscamos es que el pasajero apueste por el transporte formal y seguro”, anotó.
¿Bajarán precios?
La reducción de precios en el transporte interprovincial terrestre no está contemplada -no se hace desde hace siete años, según Ojeda- como una estrategia para igualar la cancha frente a las tarifas de las aerolíneas low cost, aunque varias empresas interprovinciales se han unido a plataformas, como RedBus, para ofrecer paquetes promocionales. Incluso otras han implementado sus propios aplicativos.
“Una de las formas en que seguiremos manteniendo nuestros servicios es a través de la calidad y seguridad”, anotó. Agregó que las empresas están en un constante análisis del mercado para aplicar nuevas estrategias.
Por ejemplo, considerando el dinamismo de las rutas cortas -viajes de entre dos y cinco horas- se han colocado buses idóneos según, también, el tipo de infraestructura de la carretera.
De acuerdo a datos de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías (Sutran), las rutas interregionales son las que concentran el dinamismo de este medio de transporte con 23′118,734 pasajeros movilizados principalmente en la zona central del país a octubre de este año. Seguido del desplazamiento de pasajeros de provincia hacia Lima, que sumó más de 11 millones de personas.
“Estamos aún con la expectativa de que podamos alcanzar nuestra meta de este año de bordear los 70 millones de pasajeros pero hay factores que limitan”. agregó Ojeda. Un primer punto es que desde este lunes 15 de noviembre, deberán solicitar a los pasajeros mayores de 45 años su carné de vacunación. Un requisito que no aplicará para las aerolíneas, su principal competidor.
El otro problema es el incremento de la informalidad. “Han pasado de las combis a camionetas 4x4″. Finalmente, el alza de los combustibles. Por eso, según Ojeda, solo la mitad de las empresas de transporte que había en el 2019 (500 empresas) siguen operando a la fecha.