Muchos integrantes de la generación X hoy en día están a cargo de grandes o medianas empresas, mientras algunos de ellos nos gobiernan. Son, precisamente, los adultos jóvenes entre los 35 y 45 años: nacieron entre 1970 y 1984.
Las preocupaciones de estos grupos de personas son bastante disímiles a las que tuvieron sus padres, quienes fueron baby boomers o incluso pertenecieron a una generación anterior.
Los de la generación X no están obstinados en recuperar su juventud, tampoco tienen entre sus prioridades adquirir un auto deportivo para mostrárselo a sus amigos y colegas, como lo hicieron sus progenitores. Ellos se diferencian de las demás generaciones por ser más reflexivos.
Los X buscan evaluar qué oportunidades han aprovechado hasta el momento, analizan qué otras perdieron. Suelen preguntarse dónde quedaron sus sueños, si alcanzaron los suficientes como para sentirse bien con ellos mismos. Pero la reflexión de los X puede llegar a ser autoflagelante, refiere La Tercera.
El modelo ideal para este grupo es que a los 30 años, aproximadamente, ya deberian haber alcanzado el éxito: tener un buen puesto de trabajo, ganar lo suficiente y no solo para cubrir las necesidades básicas, ser altamente productivo y no perder el carisma que caracteriza al conquistador.
Cuando eso no sucede, los X sienten su ego fuertemente golpeado. "Es como una bomba. Ahí hay un duelo narcisista: el tener que aceptarse en el no logro, en el no ideal", explicó el psicólogo Raúl Carvajal al medio chileno.
En esta generación, el cuestionamiento es algo fundamental, pues si llegan a la conclusión de que están en medio de un camino que no les agrada pueden cambiar la dirección del timón. Por tanto, están dispuestos a romper ciertos esquemas socioculturales, familiares o religiosos, algo que la generación Y experimenta al inicio de su vida laboral.
En otras palabras, los X llegan a plantearse cosas similares a los millennials, pero la diferencia es que éstos últimos ya lo hicieron cuando recién daban sus primeros pasos en su carrera profesional.
Los X a esta edad quieren por ejemplo flexibilización: a la hora de elegir un trabajo, priorizan el proyecto en sí, no tanto el dinero. Una respuesta más común entre los de la generación Y.