En la última Exhibición Internacional de Inventos de Mujeres de Corea del Sur “KIWIE 2020”, Perú obtuvo 19 premios. Las investigadoras peruanas compitieron con inventoras de 17 países y lograron ganar cinco medallas de oro, ocho de plata, cuatro de bronce y dos premios especiales. Entre los inventos que obtuvieron el máximo galardón están: una prótesis de mano, un módulo que se acopla a un dron que mide la calidad del aire y un lavamanos automático.
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La primera prótesis parcial de mano en el Perú fue creada por seis mujeres de distintas profesiones. En la Navidad del 2013 Silverio Isidro, asistente de obras y conserje de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), sufrió un accidente cuando manipulaba unos pirotécnicos. Se voló tres dedos y el pulgar quedó mutilado. Silverio quería volver a sus actividades normales, pero tenía muchas dificultades. Durante un año buscó algún dispositivo que le ayudara a recuperar la funcionabilidad de su mano, pero no encontró.
En el mercado solo había aparatos para manos totalmente amputadas. Existen prótesis estéticas que son como guantes sin funcionabilidad y la clásica mano garfio que son dos ganchos funcionales, pero nada estéticos. Silverio se sentía incompleto. Sin embargo, en el 2015 tuvo la dicha de encontrarse con las inventoras Midori Sánchez (ingeniera mecatrónica), Marlene Bustamante (diseñadora industrial), Sarah Moll (psicóloga), Mariana Pendavis (cirujana), Andrea Pittaluga (abogada) y Jennifer Wong (diseñadora industrial) quienes le crearon su prótesis exclusiva.
Las investigadoras escanearon la mano de Silverio y obtuvieron una imagen 3D con el que diseñaron la prótesis. En tres meses, luego de desechar doce modelos, consiguieron la primera mano artificial, pero el prototipo no llenaba las expectativas de las inventoras. Le hicieron seis mejoras sustanciales y en un año ya estaba lista la prótesis. A Silverio lo llenó de felicidad.
“El diseño lo entregamos al laboratorio de la universidad y ellos se encargan de desarrollarla. Hasta la fecha, alrededor de unas 20 personas fueron beneficiadas con sus prótesis. El laboratorio lo fabrica en un mes, además ofrecen rehabilitación y el acompañamiento sobre el uso del dispositivo”, indicó Midori Sánchez.
Este invento recibió una medalla de oro en el KIWIE 2020.
Contaminación del aire
Otro proyecto que fue reconocido en Corea del Sur es el módulo intercambiable para la medición de la calidad del aire en drones, elaborado por Mónica Abarca, Francisco Cuéllar y Carlos Saito.
En el 2014 Mónica Abarca terminó la carrera de ingeniería mecatrónica y como tesis presentó el proyecto de un módulo que medía la calidad de aire. Más tarde con su asesor de tesis conformaron la empresa Qaira para desarrollar la idea. En esa época vieron que hacía falta herramientas alternativas para monitorear la calidad de aire, puesto que solo existían las casetas fijas con equipos muy costosos, que necesitaban infraestructura, logística y vigilancia.
Mónica junto a su empresa crearon un dispositivo que se acopla a un dron, tiene sensores que identifica componentes que flotan en el aire. Después de un minuto de vuelo sobre un cuadrante de 100 metros a la redonda capta la información en tiempo real. Los datos lo envía a un servidor para ser procesado y luego a una aplicación web. El producto lo terminaron en noviembre del 2019 y lo comenzaron a comercializar en marzo del 2020.
“Mide los principales contaminantes del aire, nueve parámetros. Cuando sobrevuela un cuadrante el mapa se pinta de un color. Amarillo, cuando la calidad del aire es moderada. Verde, cuando es de buena calidad. Si se pinta de rojo es porque el aire es de mala calidad. Es importante medir el nivel de contaminación del aire todos los días del año y con esa línea de base se debe generar políticas a favor de mejorar la calidad”, explicó Mónica Abarca.
Esta tecnología cuesta 50 veces menos que una caseta fija, además que se puede medir todo el tiempo y a más puntos. El producto que comenzó como una tesis de pre grado ha sido acreedor del premio especial Korea Invention Promotion Association (KIPA) y una medalla de oro. Ahora no solo comercializan los módulos sino también dan asesoramiento a instituciones públicas y empresas. Con las municipalidades hacen planes de acción para mejorar la calidad del aire.
Con este módulo Mónica Abarca pudo identificar la variación que tuvo la calidad del aire durante la pandemia. En el centro de Lima el material particulado (PM10) antes de la llegada del COVID-19 oscilaba entre 20 y 40 ug/m3. Durante la cuarentena estricta disminuyeron entre 5 y 15 ug/m3 en promedio. Se levantó la cuarentena y los valores han regresado a cómo eran antes. Se reafirmó que el sector transporte es uno de los mayores contaminantes del aire.
Lavamanos automático
Otro equipo de investigadores que también fueron galardonados en Corea del Sur fueron Jenny Soria (ingeniera acuícola) y Daniel Licetti (electrónico). Ellos crearon dos proyectos; el lavamanos automático con autonomía eléctrica que recibió una medalla de plata y el lavamanos semi autónomo portátil que ganó una medalla de oro.
Biomarino es un grupo de investigación que se formó en el 2014, pero en el 2016 se transformó en una empresa pequeña dedicada a desarrollar proyectos de innovación en el rubro de la acuicultura, en Piura. Por la pandemia paralizaron sus actividades. Un día cuando visitaron el mercado de Sechura se percataron que utilizaban botellas para lavarse las manos y más que un depósito de higiene era una fuente de contagio que todos tocaban. Es ahí cuando nace la idea de crear un lavamanos más automático.
Comenzaron a trabajar en el diseño en 3D en abril del 2020. Luego el modelo que tenían en la computadora se transformó en un prototipo.
“Teníamos inconvenientes con el material porque lo importábamos desde China. No había vuelos internacionales y los de carga demoraban demasiado, mucha gente quería traer cosas de China. Un producto importado demoraba en promedio dos semanas como máximo, pero en la pandemia demoró mucho más. En cuarentena fue difícil encontrar productos en el mercado nacional, así que también importamos los equipos”, contó a este medio Jenny Soria.
Por esos retrasos el producto salió al mercado en noviembre. Biomarino realiza el diseño, hace el prototipo, lo produce y también lo comercializa en menor escala. El lavamanos que recibió la medalla de oro mide 1.80 metros y viene con panel solar, funciona con energía solar y también con energía eléctrica. Tiene dos tanques de 360 litros de agua, uno para almacenar y el otro para el desfogue. No necesita un punto de toma de agua. Se recarga.
Tiene sensores infrarrojos que se activan cuando la persona coloca su mano. Emite un chorro de agua para humedecer, luego dos mililitros de jabón para frotarse, después otro chorro de agua para enjuagar. Después se activa el secador. Todo el proceso demora 50 segundos. Los lavamanos han tenido la aceptación del público, pero la meta de Jenny Soria y su socio es que sea producido a escala industrial. Con sus propios recursos es imposible, por eso presentaron su proyecto a Innóvate Perú. Pasaron las primeras etapas, pero en la última fase se quedaron.
Estaban desanimados porque veía muy lejana su meta. El reconocimiento y las medallas que ganaron en Corea del Sur les llenaron de mucha satisfacción y optimismo. Ahora están esperanzados que alguna institución pública o privada financie la masificación de los lavamanos.
Estos tres inventos y otros 15 más que lograron medallas en Corea del Sur fueron reconocidos por Indecopi el pasado 4 de febrero. En la ceremonia virtual participó el presidente de la República, Francisco Sagasti; la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Silvia Loli, y la misma presidenta del Consejo Directivo del Indecopi, Hania Pérez de Cuéllar.
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