Por James Brooks
Se hizo silencio en la sala al comenzar el debate en la Cambridge Union y los equipos se lanzaron a sus alegatos iniciales, cuidadosamente elaborados.
El tema, si la inteligencia artificial es dañina o benéfica, era de enorme interés para ambas partes porque las dos emplearon esa tecnología para presentar sus argumentos.
La Universidad de Cambridge, sede de la sociedad de debates más antigua del mundo, sirvió de escenario el jueves por la noche para una demostración sobre lo que podría deparar el futuro.
El Project Debater de IBM, un robot polemista que ya ha debatido contra seres humanos, se enfrentó por primera vez a sí mismo, al menos en la primera ronda.
La inteligencia artificial “no será capaz de tomar una decisión que sea moralmente correcta porque la moral es propia de los seres humanos”, dijo el sistema informático con una voz sintética vagamente femenina.
“No puede tomar decisiones morales fácilmente y puede conducir a desastres. La IA puede hacer mucho daño”, prosiguió. La inteligencia artificial solo puede tomar las decisiones para las cuales está programada y “no es posible programarla para todas las hipótesis, sólo los seres humanos pueden hacerlo”, agregó.
La máquina cambió entonces de bando para expresar el argumento contrario.
La inteligencia artificial “será una gran ventaja porque permitirá ahorrar tiempo dedicado a tareas mundanas y repetitivas”, dijo con su voz encarnada en una onda azul sobre una pantalla empotrada en un monolito negro de dos metros de altura.
El auditorio de la sociedad, que en sus 200 años de historia ha recibido a figuras tan prestigiosas como Winston Churchill, el Dalai Lama y Bill Gates, escuchaba embelesado a su primer huésped no humano.
Después de un enfrentamiento entre la tecnología y un ser humano el año pasado, IBM lo desafió a presentar argumentos contrapuestos en una muestra de sus avances más recientes.
A diferencia del debate anterior, que se basó en el análisis de un enorme cúmulo de artículos de diarios y revistas, esta vez los investigadores tomaron los aportes de 1,100 estudiantes de Cambridge y los introdujeron en la computadora.
La pregunta era: “¿Se puede utilizar la tecnología para generar una narración irresistible que ayude al encargado de tomar las decisiones a tomar una mejor decisión?”, dijo el jefe científico del proyecto, Noam Slonim.
El sistema debía identificar a cuál bando pertenecía el aporte del estudiante, clasificar los mejores argumentos, filtrar los errores ortográficos y gramaticales y presentar una declaración persuasiva de cinco minutos. El proceso tomaba aproximadamente un minuto, dijo IBM.
Las aplicaciones posibles de la tecnología incluyen ayudar a una empresa o gobierno a realizar encuestas u obtener reacciones de sus clientes.
La velada no careció totalmente de humanidad.
El Project Debater dijo: “Pasemos a un tema más próximo a mi corazón artificial: la tecnología”, lo que provocó la risa del auditorio.
A continuación, los seres humanos se ocuparon de la refutación y las últimas rondas, en las que bautizaron a la computadora “Debbie” y “Cibertronia, la Omnisciente”.
Al final de la velada, el auditorio pareció aceptar el argumento de que la inteligencia artificial es más benéfica que dañina. Su futuro está asegurado, al menos por ahora.