Farid Kahhat, profesor de Estudios Internacionales, revisa la situación de Perú y la compara con algunos países de Latinoamérica. ¿Hay similitudes?
-¿Qué tan similar es la situación actual, respecto a la situación que se ha visto en los últimos años en países vecinos?
Probablemente no sea casual que estas protestas que hemos visto en años recientes se den en una región que, no siendo particularmente pobre para estándares globales, sí es particularmente desigual. Además, ha crecido en años recientes, en parte como respuesta a triunfos electorales de partidos de izquierda, una derecha radical cuyas credenciales democráticas son muy limitadas y que, por ejemplo, no reconoce derrotas electorales.
-¿En qué se diferencian?
El Gobierno de Pedro Castillo fue corrupto e inepto, pero no fue un gobierno particularmente radical. Pero, aquí se le critica por eso más que por sus falencias. No expropió como propuso el plan de Gobierno de Perú Libre, no renegoció contratos de industrias extractivas como hizo (Evo) Morales, y ya para hablar de la izquierda más moderada, no intentó una reforma tributaria que elevara la presión tributaria como intentan hacer (Gustavo) Petro y (Gabriel) Boric.
Fue un Gobierno que de izquierda no tuvo nada, pero la polarización política hizo que ese fuera un elemento central en la crítica y un elemento de solidaridad de gobiernos de izquierda que ven esto como un caso de ‘lawfare’, es decir, usar la justicia para librarse de rivales políticos.
-México, Colombia, Argentina y Bolivia apoyaron a Castillo y no criticaron golpe de Estado. ¿Cómo tomar ello?
Hay en la izquierda de Sudamérica esta idea de que la derecha radical no va a reconocer sus triunfos por legítimos que sean. Algo de verdad hay en eso; y es cierto que en ocasiones se han utilizado mecanismos institucionales o constitucionales para librarse de competidores políticos. Pero no es el caso de Castillo.
Es deplorable que en ese pronunciamiento no se mencione el intento de Castillo de no solo dar un golpe de Estado, sino de someter a todos los poderes del Estado. También había que añadir que lo mismo está empezando a ocurrir ahora, del lado de la derecha. Las declaraciones del jefe del Comando Conjunto de las FF.AA. eran declaraciones políticas, que violan la Constitución. Pero cada uno ve los problemas de la otra parte y no los propios.
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-Se habla de izquierdas o derechas, pero hay actos cuestionables desde todos los flancos. ¿Cómo evalúa usted la posición de los diferentes frentes políticos ante la crisis actual?
Las únicas excepciones parecían ser fuerzas de centro que electoralmente eran diminutas. Las fuerzas más moderadas brillan por su ausencia. El resto ha sometido al país a un proceso de polarización que no surge espontáneamente en la sociedad.
Cuando se habla de que el país está polarizado, hay que distinguir por ejemplo lo que pasó en Brasil, donde (Luiz) Lula da Silva y (Jair) Bolsonaro, juntos, obtenían casi el 90% de los votos en primera vuelta; en el caso peruano Perú Libre y Fuerza Popular no llegaron si quiera al 30% de los votos. Acá la polarización es un fenómeno de la segunda vuelta y luego del tipo de Gobierno que ejerce Castillo.
“Es hasta un error político, más allá de ser falso, poner a todas las manifestaciones en el paquete del vandalismo”.
-¿Cómo percibe usted el ‘rol’ o el papel del Parlamento en esta situación actual?
Lo que representa el Parlamento explica el hecho de que Castillo tuviera 27% de aprobación en una encuesta posterior a su destitución y que 44%, mucho más de los que aprueban su gestión, creyeran que Castillo hizo bien al intentar disolver el Parlamento. El Congreso no es consciente que es aún más impopular de lo que era el Gobierno de Castillo lo cual no es proeza menor.
Pero, se enfrascan en discusiones bizantinas. O sea, el Congreso vive en una realidad alterna. Hay que tener en cuenta que el conjunto de nuestros actores políticos está fuera de la realidad.
-En base a todo lo conversado, ¿cómo piensa que podría evolucionar la situación del Perú? e?
Dina Boluarte es tan improvisada en política como el propio Castillo. Era una persona que partía sin ningún respaldo popular, cautiva de la mayoría del Congreso que podría resucitar casos en su contra, sin experiencia política previa, que además de estar a merced del Parlamento y en buena medida de FF.AA.
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En base a todo lo conversado, ¿cómo piensa que podría evolucionar la situación del Perú?
Creo que el Gobierno de Boluarte puede mantenerse en el ejercicio del cargo, pero bajo un costo político elevado. No estoy seguro de que la renuncia esté en la agenda de lo inmediato. El punto es tratar de buscar el diálogo, pero la gran pregunta es ¿con quién? Quiénes representan a los que protestan, eso no está tan claro. Probablemente haya que lidiar con problemas locales en cada caso. Pero no es que sea evidente quién es el actor nacional que pueda hablar en representación de los manifestantes.
Sin optimismo
Para Farid Kahhat, no todos los que protestan tienen la misma agenda y es virtualmente imposible coordinar todas esas agendas para llegar a algún tipo de acuerdo que satisfaga a todos.
“Me temo que es probable a que lleve a la continuación de la represión en un contexto con fallecidos y podrían producirse muchas más. Mi percepción es que esta creencia que hay actores que tienen una idea clara de lo que quieren conseguir, y tienen los medios, es demasiado maquiavélica y que lo que tenemos es un caos difícil de controlar. No soy particularmente optimista de lo que pueda suceder hacia adelante”, remarcó.
El analista agregó que “mientras más gente muera, más heridas van a quedar abiertas y más cuentas pendientes quedan a futuro”.