El diario El Comercio cumple este sábado 180 años de creación, sin embargo, la casa que alberga a los colaboradores del 'decano del periodismo' cuenta con 95 de haber sido construido y se ha convertido en un ícono del Centro de Lima.
La historia de la infraestructura comienza un 10 de setiembre de 1919, cuando el entonces electo presidente Augusto B. Leguía se congregó en la Plaza Zela para un “mitin patriótico”. El Comercio se ubicaba en la misma esquina donde está el edificio actual, pero en aquellos tiempos solo era una modesta casona de un solo piso.
Durante la tarde de aquel día, una turba instigada por Leguía atacó a los locales de los diarios La Prensa y El Comercio, los cuales terminaron incendiados en medio de los enfrentamientos de los periodistas con los simpatizantes del gobierno.
Luego de las disputas y también tiroteos a los trabajadores, los vándalos se dirigieron a la residencia del entonces director Antonio Miró Quesada, quien se encontraba de viaje, para también atacarla. Sus hijos de entre 6 y 12 años se salvaron de morir al escapar por los techos de una casa que quedó reducida a cenizas.
Tras lo sucedido, José Antonio Miró Quesada decidió responder a lo ocasionado por Leguía con la construcción de un nuevo edificio en la misma ubicación, pero que esta vez luzca como una "fortaleza", por lo que le encargó a su hijo Aurelio, ingeniero y gerente del periódico, buscar la financiación necesaria.
Sin embargo, los bancos pusieron todo tipo de trabas para otorgar créditos debido a que el hecho de otorgar financiamiento al diario podía ser considerado como un acto de rebeldía y confrontación al gobierno claramente opositor a la línea editorial de El Comercio.
Pese a ello, el hijo de José Antonio Miró Quesada, encontró la forma de conseguir el dinero necesario por lo que en marzo de 1921 empezó la construcción del nuevo local.
La obra duró tres años y durante ese periodo los periodistas no dejaron de publicar el diario ni se mudaron a una sede temporal.
Cabe destacar que el edificio nunca tuvo una inauguración oficial debido a que, por protocolo, se hubiera tenido que invitar a Leguía.
Según relata el historiador Héctor López Martínez, los periodistas encontraron otra salida.
"Para las celebraciones del Centenario de la Batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1924), llegaron a Lima distinguidos periodistas de los medios más importantes del mundo para cubrir casi 10 días de festejos. José Antonio Miró Quesada y sus hijos organizaron un gran almuerzo en honor de los periodistas visitantes y nacionales, en el flamante local de El Comercio. Así, de manera inteligente y sutil, se logró que renombrados diarios de Nueva York, París, Roma o Buenos Aires, a propósito del suntuoso banquete, se refirieran también con términos elogiosos a la nueva sede”, contó López a la revista "Somos".