En medio de lo que alguna vez fue un desierto en las afueras de la capital de Perú, muchos habitantes tienen una nueva rutina.
Mientras las vidas de sus amigos o familiares están en peligro debido al nuevo coronavirus, los residentes de Villa El Salvador pasan sus días buscando dónde comprar oxígeno, de preferencia sin tener que gastar los ahorros de su vida.
El oxígeno es crucial para salvar las vidas de aquellas personas que enfermaron gravemente de COVID-19. Y en este distrito de más de 508,000 habitantes se ha convertido en una mercancía escasa mientras una segunda ola de contagios azota al país.
“Es muy triste ver también eso y que todas las personas también pasen por esto”, afirmó el jueves Noa Torres, de 34 años, afuera de una instalación que vende oxígeno. “Es triste ver que todos, no sólo yo, que todas las personas están esperando un oxígeno para su familia”.
Las personas transportan tanques vacíos de oxígeno —comprados en el mercado negro— por toda la ciudad con la esperanza de encontrar un lugar para llenarlos. La búsqueda de oxígeno se debe en parte a la falta de preparación del gobierno para enfrentar la pandemia. La mayoría de los hospitales de Perú carecen del equipo necesario para producir oxígeno.
La desesperación de las personas por encontrar oxígeno ha dado pie a que algunos negocios tripliquen sus precio, obligando a muchos a echar mano de sus ahorros o a vender pertenencias para comprarlo.
Pero mientras algunos elevan los precios, otros están llegando al auxilio. En Villa El Salvador, un grupo de 13 amigos, incluidos ingenieros, economistas y abogados, juntaron sus ahorros para abrir en fecha reciente una planta de oxígeno. En su instalación, venden el metro cúbico de oxígeno en un equivalente a US$ 4.10, en comparación con los US$ 13.69 de otros lugares.
Los jóvenes empresarios aseguran que no intentan lucrar con el COVID-19, sólo quieren ayudar a la población más vulnerable en Lima. Desde que abrió, la planta ha atraído a personas de todas partes de la ciudad. En la acera se ven las hileras de cilindros color verde limón.
“En mi casa, por ejemplo, todos” han tenido COVID, dijo Juan Carlos Urbano, de 45 años, mientras aguardaba que le rellenaran el taque afuera del lugar. “Ahorita hay cuatro que están en pleno (COVID), y uno está grave necesitando oxígeno; la mayoría de las familias creo que están en esa situación”.
Perú acumula más de un millón de casos y más de 39,000 muertos por COVID-19, según estadísticas de la Universidad Johns Hopkins.
Las naciones en desarrollo a menudo carecen de un suministro confiable de oxígeno médico, a diferencia de las zonas ricas de Europa y América del Norte, donde camiones especiales lo entregan licuado y es enviado directamente en tuberías hasta las camas de los pacientes con coronavirus.
Pero incluso en Los Ángeles, el reciente aumento de casos de coronavirus ha desbordado la capacidad de las clínicas y creado una escasez de oxígeno tal que se ha ordenado a las ambulancias que no trasladen a los pacientes a los que no puedan reanimar en el campo.
Otras partes de Perú, así como algunas de Bolivia, México y Brasil, también han sufrido escasez periódica de oxígeno luego de que se dispararon los casos de COVID-19 en los últimos meses.
El gobierno peruano presentó el jueves nuevo equipo para producir oxígeno a fin de asistir a los hospitales de todo el país.
El “oxígeno es vida, y estas plantas llevarán la vida a varias regiones de todo el país, y seguirán trabajando para asegurar que la salud y el derecho a la vida sea algo concreto y real para todos los peruanos y peruanas”, declaró el presidente Francisco Sagasti en la ceremonia de develación.