Lucía Chipoco, Gerente de Sostenibilidad y Comunicación Corporativa de Auna
La salud de los latinoamericanos es algo valioso que debemos cuidar a cada momento, una forma crucial de hacerlo es cuidando el ambiente. Muchos se preguntarán ¿qué tienen que ver las políticas de reducción de gases de efecto invernadero o la promoción de la reducción de plástico de un solo uso con la salud? Pues bastante, ya que muchas enfermedades hoy en día se asocian, y en el futuro se asociarán, a las consecuencias del cambio climático y la afectación del medio ambiente. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el cambio climático es una amenaza para la salud y, como resultado, en las siguientes décadas ocurrirían 250 mil muertes adicionales por año.
En la región de América Latina y Caribe se encuentran algunos de los países más biodiversos del mundo; entre ellos Brasil, Colombia, México y Perú.Nuestra región se enfrenta a desafíos cada vez mayores debido al calentamiento global y a la degradación ambiental. De hecho, la Organización de Naciones Unidas (ONU), señaló que, debido a las peores sequías en el sur de la Amazonía y el récord de huracanes e inundaciones en Centroamérica, se podría hablar de una “nueva normalidad” en América Latina. Estos cambios tienen consecuencias directas en la salud, por ejemplo, el calor extremo puede provocar golpes de calor, deshidratación y enfermedades relacionadas con el sistema cardiovascular. Además, las altas temperaturas favorecen la proliferación de enfermedades por vectores como el dengue, la malaria, el chikungunya, el zika u otras.
La alteración de las temperaturas, además, potencialmente puede generar escasez de agua con el consecuente impacto sobre la salud. Menos agua para las poblaciones pone en riesgo a niños y niñas, pero también a adultos y adultos mayores con enfermedades gastrointestinales y desnutrición. La degradación de la calidad del aire y la exposición a la contaminación del mismo tiene también un potencial impacto en el aumento de enfermedades respiratorias, como asma y bronquitis; y se encuentran asociadas también al desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Por ejemplo, el año pasado en Medellín, Colombia, los efectos del Fenómeno La Niña fueron tales que se tuvieron lluvias por alrededor de 5 meses, incrementando el número de consultas externas en hospitales y clínicas por enfermedades respiratorias agudas en un 49% frente al 2021. En uno de los principales estados de México, Ciudad de México, la temperatura aumentó en 4° en los últimos años, acelerando la muerte de especies naturales y que los ríos pierdan sus caudales. En el caso de Perú, el ciclón Yaku afectó más de 90 establecimientos de salud, según INDECI, lo que daba menor infraestructura disponible para atender las principales afecciones de las poblaciones.
Ante esta realidad, el Día Mundial del Medio Ambiente debe servir como una oportunidad para reflexionar y comprometernos, desde cada uno de nuestros frentes, a promover políticas ambientales sostenibles, fomentar la energía renovable, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger nuestros ecosistemas naturales. Las empresas de salud tenemos un rol clave en esta tarea desde la prevención y la preparación, ya que cuidando del ambiente aseguramos un mejor cuidado de la salud.