El nuevo presidente de Petroperú, Alejandro Narváez, ha sacado a relucir el talante estatista que muchos le atribuían cuando fue nombrado para el cargo, el pasado 8 de noviembre. Fue el jueves, en Talara, al señalar que la “expectativa institucional” es que Petroperú opere todos los lotes petroleros del país, tanto los que ya tiene bajo concesión como los que ahora están a cargo de otras operadoras, cuando sus respectivas concesiones venzan.
“Cualquier directivo, teniendo una refinería tan grande, moderna y actual como la que vemos en este momento (Talara), aspiraría a tener medios integrados, campos propios”, remarcó. Lo que no precisó fue si dicha empresa estatal manejará por cuenta propia todos los lotes petroleros del país o si lo hará en asociación, como ocurre en la actualidad. Lo que sí quedó clara fue la postura anacrónica del funcionario. “…el Estado debiera decidir, por sentido común, que esos lotes pasen al ámbito de Petroperú”.
¿A qué “sentido común” se habrá referido? ¿Al que aplicó la dictadura militar que expropió operaciones petroleras, a fines de los años 60? ¿Al que durante los años 70 y 80 controlaba amplios sectores de la economía y cuya corrupción e ineficiencia generó atraso económico y social? Pero más allá de consideraciones ideológicas, Narváez parece ignorar aspectos técnicos, tales como el pésimo manejo que ha venido padeciendo Petroperú, y que se refleja principalmente en la demora y permanente encarecimiento de la construcción de la refinería de Talara (NRT).
Esta paquidérmica obra fue el origen de su abultada deuda y sus consiguientes dificultades de liquidez y, por supuesto, de los onerosos rescates financieros, con dinero del fisco, que se aplicaron el 2022 y este año. Y no ha resultado ser un ejemplo de buen manejo: el 30 de marzo, la unidad de proceso más compleja de la NRT sufrió fallas “imprevistas” y tardó tres meses en ser reparada (estuvo inoperativa), lo que elevó costos y redujo la producción. Hay que recordar que, hasta ahora, la NRT no ha logrado operar al 100%.
Volviendo a los lotes, Petroperú tiene la concesión de seis, pero dos están inoperativos, ambos en la selva norte. Uno de ellos es el Lote 192, el más grande yacimiento petrolífero del país, que no produce desde el 2020 –hace tiempo se anuncia que retomará operaciones–. ¿Cómo financiará Petroperú, que no cuenta con dinero para grandes inversiones, la continuidad o puesta en funcionamiento de más lotes? ¿Qué opina acerca de las ideas de Narváez el nuevo titular del Minem, Jorge Montero?