DISCURSO. Se dice que los datos estadísticos pueden ser interpretados de diversas maneras –y que los economistas son expertos en hacerlo–. Por ejemplo, un mismo número puede ser visto por los optimistas como indicio de que el vaso está medio lleno, y por los pesimistas, de que está medio vacío. El presidente Pedro Castillo ha llevado al extremo esta práctica, o más bien, quienes le redactaron su discurso del 28 de julio, pues lo que leyó no podría calificarse de optimista, sino de una interpretación de la coyuntura, a través de los números, que dista mucho de lo que viven los peruanos. Y esa realidad alterada alcanzó niveles bochornosos en el caso de la situación económica.
Para el Gobierno, la inversión privada no cerrará este año con crecimiento nulo, sino que “se prevé alcanzar un nivel igual a los US$ 44,000 millones, récord similar al del año pasado”. El objetivo de la política económica no puede ser el conformismo, sino impulsar la mejora sostenida de indicadores clave porque poseen un significativo efecto multiplicador, como es el caso de la inversión privada. Si esta no crece, las perspectivas de otras actividades se verán perjudicadas: la manufactura de insumos, la construcción, los créditos y, por supuesto el empleo. Precisamente, cuando tocó el turno de las cifras laborales, el enredo del discurso presidencial fue mayúsculo –y obvió que el aumento del empleo fue sobre todo en el sector informal–.
Y al referirse a la minería, describió lo que podría definirse como realismo mágico, pues la producción de metales continuó deprimida a mayo (mes de corte de muchos de los datos que destacó), cumpliendo cuatro meses consecutivos de contracción. Habría que sumar octubre, noviembre y diciembre a la lista de malos resultados. Otro sector que para Castillo se reactiva gracias a su gobierno es el turismo, aunque no dijo absolutamente nada de lo que se hace para volver a poner en valor Kuélap y su circuito turístico, que siguen afectados en gran parte por la ineptitud de dos de sus ministros favoritos.
Asimismo, en ese universo paralelo en que viven el mandatario y sus colaboradores, los problemas se solucionan con celeridad. Es el caso de la compra de fertilizantes para mitigar su escasez. “Hemos tomado las medidas pertinentes”, aseguró Castillo, para quien “pertinente” debe significar “demorado y mal implementado, con dos convocatorias previas anuladas porque la Contraloría detectó serias irregularidades”. La confianza de personas y empresas no se construye con medias verdades, mucho menos con mentiras.