MENSAJE A LA NACIÓN. A la presidenta Dina Boluarte no se le podrá reprochar que no acudió preparada al Congreso para ofrecer su discurso por Fiestas Patrias. Su mensaje constó de 72 páginas, que le tomó leer más de tres horas, todo un récord. Pero cometió un error de concepto, suponemos que involuntariamente: se refirió al “anterior Gobierno” al justificar los malos manejos de la gestión de Pedro Castillo, pues al haber sido su vicepresidenta, le sucedió en el cargo por mandato constitucional; es decir, no es otro Gobierno. Además, integró el gabinete como ministra de Desarrollo e Inclusión Social, hasta dos semanas antes de la destitución de su exjefe.
Es cierto que recibió una administración pública deteriorada y una economía enfriada, y que algunos de sus ministros intentan solucionar los daños, pero las medidas implementadas para reactivar la economía –más inversión pública y gasto productivo– no tendrán el efecto deseado por el Gobierno, pues no están siendo acompañadas por un rebote de la inversión privada (el BCR proyecta que caerá 2.5% este año).
Quizás para cubrir ese vacío, la presidenta recurrió a la vieja fórmula de anunciar leyes, las que deberán ser aprobadas por el Congreso, cuya idea de “reactivación económica” es declarar feriados a diestra y siniestra. Hubo de todo, desde una ley para asegurar el acceso universal al agua potable, pasando por medidas para reactivar las economías familiar, regional y sectorial, hasta una ley que impulse la reactivación y el empleo del sector textil y confecciones. En este último caso, se tendrá que considerar que el mayor problema es la falta de demanda, tanto interna como externa, de modo que implementar nuevos esquemas de financiamiento para impulsar la producción no sería lo más acertado.
También se propondrá un proyecto de ley que parece utópico, dada la inclinación por la informalidad de la mayoría parlamentaria: promoción del transporte público sostenible. Otro proyecto intentará potenciar el servicio civil –la impericia de Castillo y compañía provocaron la deserción de profesionales en ministerios y otras agencias–. Y habrá uno que tendrá que enfrentar la ojeriza que muchos congresistas le tienen al sistema privado de pensiones: la creación del “nuevo sistema previsional peruano”. Tampoco faltó el anuncio de un aumento del salario mínimo. Habrá que conocer más detalles para analizar estas propuestas. En tanto, la inversión privada seguirá deprimida y la economía, enfriada.
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