DESORDEN. Hace doce días, sin consultar a representantes ni a especialistas del sector turismo, la PCM agregó un nuevo requisito a la entrada de extranjeros al país (constancia de vacunación), pero tuvo que dar marcha atrás ante las críticas, porque decisiones de ese tipo no pueden tomarse de un día para otro. Tampoco solicitó la opinión de la viceministra (o viceministro) de Turismo, porque ese despacho está acéfalo desde el 24 de agosto –día en que se aceptó la renuncia de Lyda García–. La PCM está adquiriendo la pésima costumbre de crear sobresaltos con sus medidas o mensajes sorpresivos, que aparentemente no coordina con los ministerios respectivos.
El titular del Mincetur, Roberto Sánchez, inició su gestión convocando a gremios exportadores y delineando su agenda de trabajo en materia de comercio exterior, pero en el caso del turismo, no ha tenido un comienzo igual de ordenado. La situación de estos dos sectores no podía ser más dispar: mientras la balanza comercial del país alcanza cifras récord, el turismo continúa deprimido, de modo que requiere que se le preste atención. Pero en lugar de ello, el Gobierno está contribuyendo con empeorar las perspectivas de hospedajes, agencias de viajes, operadores, artesanos y demás empresas y personas que lograron superar la peor etapa de la pandemia (muchas no lo consiguieron).
Por ejemplo, el 90% de trabajadores de agencias de viajes se encuentran bajo el régimen de suspensión perfecta laboral y cerca de 6,000 podrían quebrar si no se prolonga, según el gremio que las representa (Apavit). Pero ese régimen dejará de estar vigente este sábado 2 de octubre, cortesía de un decreto de urgencia (DU) promulgado hace catorce días. El Gobierno sigue creyendo que las medidas para enfrentar los efectos económicos de la pandemia solo benefician a la gran empresa y se ha propuesto desmantelarlas sin haberse tomado la molestia de evaluar que las más perjudicadas serán las pymes formales.
Mientras tanto, la temporada alta para el turismo receptivo ya culminó y no se sabe si continuará la promoción que implementó el gobierno de Sagasti. Al respecto, sería apropiado reforzar la campaña “Awaken to Peru” (“Despierta en Perú”) y convertirla en eje central de una agresiva promoción con activaciones en más canales y mercados emisores. Y mientras los extranjeros se enteran que ya pueden visitarnos, hay que seguir apuntando al turismo interno. Promperú tiene experiencia como plataforma de apoyo para este subsector, de modo que implementar campañas no será complicado.