Emprendedor digital y CEO de Finsmart
En un emprendimiento, las “crisis” son más habituales. Y la norma general nos dice que un verdadero emprendedor tiene que ser fuerte, saber cuándo sacrificarse y dar ese extra que en muchos casos termina en más horas de trabajo y menos de sueño.
Por ejemplo, un día domingo revisamos lo que queremos lograr para la siguiente semana y nuestra mejor solución para cerrar esos pendientes es empezar tres horas antes cada mañana y convertirlo en un hábito. El plan tiene que ser infalible: si me levanto a las cinco, lograré al menos 10 horas de trabajo extra y sin que alguien me interrumpa o distraiga. Y al llegar a la segunda semana avanzamos igual o menos, más cansados que de costumbre, con menos energía, más estrés y probablemente sin haber solucionado el problema inicial.
Hay una concepción heroica del emprendimiento en Perú y América Latina en general que hace más daño del que creemos. Para muestra, una cifra: las pymes en América Latina contribuyen al 37% del empleo formal, pero, comparado con las grandes empresas, aportan solo el 21% del valor agregado. El producto por trabajador de una empresa pequeña es 2.5 veces mayor en Europa que en la región, según data de la Corporación Andina de Fomento.
El éxito de un emprendimiento es del más productivo, no del más esforzado. Y si bien hablar de la productividad merece un artículo separado, la resiliencia muchas veces es confundida con ese heroísmo y esa dureza que debemos tener los emprendedores en situaciones difíciles. Llevo cuatro años como CEO de una fintech –que además apoya a pymes peruanas– y he sentido la necesidad constante de comprender qué es ser resilientes y cómo resolverlo.
En un artículo de Harvard Business Review, llamado “Resiliencia se trata de cómo te recargas, no de cómo aguantas”, dejaron la problemática clara: “A menudo adoptamos un enfoque militarista y ‘duro’ de la resiliencia y la determinación. Imaginamos a un militar deslizándose por el barro, a un boxeador dando una ronda más o a un futbolista levantándose para una jugada más. Creemos que cuanto más aguantemos, más duros seremos y, por lo tanto, más éxito tendremos”. La verdad es que la resiliencia tiene más que ver con la capacidad de recargar nuestra motivación y energía que la de sacrificarnos y “quemarnos” con más trabajo.
Les comparto algunos aprendizajes de cómo ser resilientes y reflejarlo también en nuestro entorno.
Más productividad y menos heroísmo. El mejor resultado se da cuando un líder orienta a los equipos a trabajar en un entorno que prefiere y premia los mejores resultados de forma sostenida y no la cantidad de veces que las personas “se ponen la camiseta de la empresa” –terrible frase, por cierto– con jornadas de trabajo extra e innumerables muestras de sacrificio físico y mental.
Crear y valorar los espacios de recuperación. Pueden ser espacios dentro de los días laborales –como almorzar con los compañeros de trabajo o forzar la desconexión digital con aplicativos que eliminan temporalmente las notificaciones– como también en los fines de semana o en vacaciones. Se trata de generar un bloqueo real de las problemáticas del trabajo para tener la capacidad de recuperar la energía y motivación.
No hacerlo solo, las relaciones lo hacen exponencial. Tu líder, socios, amigos, compañeros o familiares. Las relaciones de confianza que generas en el tiempo son aquellas que te pueden brindar perspectivas diferentes, confianza en uno mismo, alegrías que liberan las emociones negativas, e incluso pueden reforzar el propósito de tu trabajo en el tiempo. Las relaciones profundas y de confianza no se materializan de la noche a la mañana, tienen que haber sido cultivadas de forma consciente en el tiempo.
Desmitificar la resiliencia como sinónimo de dureza es un cambio de mentalidad importante. Y para las personas que nos acompañan en un emprendimiento también: existe mucha más productividad y bienestar en un equipo que sabe que entiende qué es la resiliencia y cómo motivarla, que diseña o valora los espacios de recuperación, y que promueve las relaciones personales y profesionales para que no sea un desafío solitario.