Dos estudiantes de primer año de la Universidad de Harvard pusieron en marcha un cibersitio para conectar a personas que huyen de Ucrania con otras en países más seguros que están dispuestas a acogerles, y está generando ofertas de ayuda y alojamiento en todo el mundo.
Conmovidos por la situación de los ucranianos que huyen desesperadamente de los bombardeos rusos en su país, Marco Burstein, de 18 años y natural de Los Ángeles, y Avi Schiffman, de 19 y de Seattle, utilizaron sus conocimientos de codificación para crear UkraineTakeShelter.com en tres frenéticos días a principios de marzo.
Desde entonces, más de 18,000 posibles anfitriones se han inscrito en la web para brindar ayuda a los refugiados con los que coincidan en sus destinos preferentes o convenientes. En un día reciente, Burstein y Schiffman registraron a 800,000 usuarios.
“Hemos oído todo tipo de historias increíbles de anfitriones y refugiados que conectaron en todo el mundo”, dijo Burstein en una entrevista en el campus de Harvard. “Tenemos anfitriones en casi cualquier país que puedas imaginar, desde Hungría, Rumanía o Polonia a Canadá o Australia. Y nos ha sorprendido mucho la respuesta”.
A cinco semanas del inicio de la invasión que ha dejado miles de muertos en ambos bandos, el número de ucranianos que escapan del país supera los cuatro millones, de los cuales la mitad son menores, según Naciones Unidas.
Schiffman, quien se ha tomado un semestre libre para trabajar en varios proyectos, dijo desde Miami que se vio inspirado para usar su activismo en internet para ayudar tras acudir a una manifestación a favor de Ucrania en San Diego.
“Sentí que realmente podía hacer algo a una escala más global aquí”, dijo. “Ukraine Take Shelter devuelve el poder a los refugiados... pueden tomar la iniciativa y encontrar las ofertas y ponerse en contacto con los anfitriones por sí mismos en lugar de tener que congelarse en una vereda en Europa del Este en invierno”.
Una de las personas que ha acogido a refugiados a través de la web es Rickard Mijarov, residente en Linkoping, una ciudad del suroeste de Suecia, quien ahora comparte su casa con Oksana Frantseva, de 45 años, con su hija de 18 y con su gato.
Mijarov y su esposa se habían anotado en la embajada para ayudar, pero luego se encontraron este proyecto y se inscribieron también. “La mañana siguiente recibí un mensaje de Oksana preguntando si teníamos sitio para ellas”, señaló en una entrevista vía Zoom. “Fue bastante rápido”.
“Me sorprendió la rapidez con la que me respondió Rickard”, apuntó Frantseva en un inglés entrecortado. Cinco días después, ella, su hija y su mascota llegaron a la casa.
Burstein y Schiffman diseñaron la plataforma teniendo en cuenta las preocupaciones de los refugiados de zonas de combate. Trataron de hacer que fuese lo más sencillo posible para que cualquiera en peligro inminente pueda introducir su ubicación y ver que ofertas tiene más cerca.
A los anfitriones se les da la posibilidad de indicar qué lenguas hablan, a cuántas personas pueden acomodar o restricciones a la hora de albergar a niños o mascotas.
Para evitar el tráfico de personas y otros peligros que enfrentan los refugiados, la plataforma les anima a pedir a los anfitriones que proporcionen su nombre completo y sus perfiles en redes sociales, y que soliciten videollamadas para ver el alojamiento que ofrecen.
“Sabemos que esta es una situación potencialmente peligrosa, por lo que hemos tomado muchas medidas para garantizar la protección de nuestros refugiados”, apuntó Burstein. “Tenemos una guía detallada que damos a todos los refugiados para ayudarles a verificar quien es el anfitrión con el que hablan y asegurarse de que la persona con la que contactan por teléfono es la misma con la que se reúnen en persona”.
Los estudiantes están tratando de conseguir una reunión con responsables de la agencia de refugiados de la ONU, y buscan trabajar con Airbnb, Vrbo y otras plataformas de alquileres vacacionales.