La nueva estrategia de seguridad y defensa de la Unión Europea (UE), que los líderes comunitarios esperan validar en su cumbre del 24 y 25 de marzo, se ha visto obligada a dar un “gran salto” a raíz de la invasión rusa de Ucrania e incorporar más firmeza ante amenazas que han pasado de ser posibles a reales en las últimas semanas.
“El entorno de seguridad más hostil requiere que demos un gran salto y aumentemos nuestra capacidad y voluntad de actuar, que reforcemos nuestra resiliencia y que garanticemos la solidaridad y la asistencia mutua”, señala el último borrador que están afinando los Veintisiete de la llamada “Brújula Estratégica”, los planes para el futuro de la seguridad de la UE.
Elaborado por el alto representante comunitario para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, el documento, al que tuvo acceso Efe y que ya va por su tercera revisión, comienza alertando de que “el regreso de la guerra en Europa, así como los grandes cambios geopolíticos, están poniendo a prueba nuestra capacidad para promover nuestra visión y defender nuestros intereses”.
La Unión Europea, dice el texto, está “más unida que nunca” y “comprometida a defender el orden de seguridad europeo”: “Apoyando a Ucrania frente a la agresión militar de Rusia, estamos mostrando una determinación sin precedentes para restaurar la paz en Europa, junto con nuestros aliados y socios”, asegura, y considera que su asociación estratégica con la OTAN y la defensa colectiva que proporciona a los aliados “es más importante que nunca para nuestra seguridad euroatlántica”.
Borrell presentó la “Brújula Estratégica” oficialmente a los Estados miembros en noviembre pasado y, desde entonces, han venido trabajando en una versión conjunta que pueda tener el acuerdo político de los jefes de Estado y de Gobierno este mes.
El texto contó con fuerte respaldo de los países desde el principio, según comentó el propio Borrell, y ha ido sumando aportaciones que con la agresión de Rusia se han acrecentado.
La estrategia insiste en todo caso en que la UE y sus Estados miembros “deben invertir más en su seguridad y defensa para ser un actor político y de seguridad más fuerte”.
Fondo Europeo en Apoyo de la Paz
La última versión de la “Brújula Estratégica” da más protagonismo al Fondo Europeo en Apoyo de la Paz (FEAP), un instrumento que está fuera del presupuesto de la UE pero que se nutre con aportaciones de los Estados miembros y a través del cual la UE ha decidido invertir 500 millones en material letal y no letal para que los ucranianos se defiendan de los invasores rusos.
“La UE puede proporcionar rápidamente una importante ayuda a socios, por ejemplo, proporcionando equipos militares que a menudo complementan la formación de las misiones de la Política Común de Seguridad y Defensa” y que pueden “aumentar las capacidades de defensa de los socios en momentos de crisis”, agrega ahora el texto, que hace referencia explícita al apoyo concedido a las fuerzas armadas de Ucrania para “defender su territorio y su población de una agresión no provocada e injustificada”.
Despliegue rápido de 5,000 militares
Otro apartado que se ha desarrollado más es el de la creación de una capacidad de despliegue rápido de hasta 5,000 militares para responder a amenazas inminentes o reaccionar rápidamente ante una situación de crisis fuera de la Unión “en todas las fases del ciclo del conflicto”, que se espera que esté plenamente operacional para el 2025.
Sobre la base de los ya existentes batallones de la UE, que los Estados miembros no llegaron a utilizar nunca, se desarrollará una fuerza modular que incluirá componentes terrestres, aéreos y marítimos para “utilizarse en diferentes fases de una operación en un entorno no permisivo, como la entrada inicial, el refuerzo o como fuerza de reserva para asegurar una salida”.
Los Veintisiete se comprometen en este apartado a “aumentar la preparación y disponibilidad” de sus fuerzas armadas y a proporcionar “el transporte estratégico, la protección de las fuerzas, los medios médicos, la ciberdefensa, la comunicación por satélite y las capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento”, además de garantizar la interoperabilidad “también de acuerdo con las normas de la OTAN”.
Movilidad militar
Para garantizar éxito en un despliegue, la UE hace hincapié en la necesidad de mejorar la movilidad de componentes militares, algo en lo que viene trabajando y colaborando también con la Alianza Atlántica.
El documento propone, para finales del 2022, nuevos compromisos de inversión y acordar un ambicioso plan de acción revisado que incluirá nuevas acciones en ámbitos como la digitalización, el aumento de la ciberresistencia de las infraestructuras de transporte y sus sistemas de apoyo, así como el uso de la inteligencia artificial y el transporte aéreo y marítimo “para mejorar la movilidad militar dentro y fuera de la UE”.