Un derrame de hidrocarburos afecta desde hace días la actividad pesquera y el turismo en la costa occidental de Venezuela, cuyas playas se han llenado de charcos oscuros, denuncian pobladores y ambientalistas.
En Puerto Cabello (estado Carabobo, noroeste), cerca de la refinería El Palito, una de las más importantes de la otrora potencia petrolera, se vislumbran grandes manchas oscuras en la arena y rocas salpicadas del mismo color. A pocos metros se ven las desgastadas embarcaciones estacionadas, algunas manchadas con el mismo líquido denso, constató la AFP.
Según el investigador medioambiental Eduardo Klein, se registró una “enorme mancha de petróleo” en el Golfo Triste que equivale a “225km2 de afectación (37 mil canchas de fútbol)”, escribió en X, mensaje acompañado de imágenes satelitales que muestran el área afectada que contrasta con el resto del mar.
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La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) no se ha pronunciado al respecto.
“Ya tenemos ocho días prácticamente sin laborar. Pescadores que están fuera, que están sin trabajar, porque no podemos salir a faenar (...) todavía tenemos petróleo afuera” en las costas de Puerto Cabello, contó el lunes uno de ellos, Antonio Giusti, a la AFP.
“El pescador es pescador, no es recogedor de productos (...) ellos lo están haciendo, pero están afectados, tanto nosotros como ellos nos vemos afectados en todo esto”, explica por su parte el comerciante Neri Sánchez. Desde las últimas dos semanas no recibe visitantes por “el derrame que hubo”.
“No tenemos venta”, lamenta.
A finales de 2023, se registró un derrame en El Palito por “un rebose” de “un vertido de hidrocarburos, aguas residuales o efluentes que se dirigieron al medio marino”, dijo entonces PDVSA.
Venezuela, que tiene una de las mayores reservas de petróleo del mundo, vio caer su producción de 3 millones de barriles por día hace más de una década a 400,000 en 2020 como consecuencia de la corrupción, la mala gestión y las sanciones estadounidenses. En la actualidad extrae 850,000 barriles diarios.